29 de enero de 2012

NO HAY HUEVOS A SER FELIZ

Hace pocos días volví a hablar con este duende del sur y hoy he soñado otra vez con él. De hecho creo que es la persona con la que más veces he soñado en mi vida. Siempre es lo mismo. Estamos rodeados de muchas personas, con mucho jaleo. Pero toda esa gente queda en un segundo plano, yo estoy sola con el enano riendo, disfrutando y aprendiendo. Y abrazándole, aunque no es precisamente el niño más cariñoso del mundo. Ni tampoco el mejor estudiante. Y mucho menos el más obediente. Pero tiene la suerte de haber nacido con ese alma, ese ángel innato que le hace destacar por encima de cualquiera.


Siempre tuve especial debilidad por los niños (y por los no tan niños) que llevan África en la sangre. Y más aún si son tan especiales. Después de vivir tantas cosas con bombones como este algo en mí ha cambiado. Ahora voy por la calle y tengo que hacer grandes esfuerzos para no ponerme a hablar con todos y cada uno de los críos con los que me cruzo. Me recuerdan a él, a Emmanuel, a Khady, a Ayoub, a Najwa, a Fouad, a la niña del aeropuerto de Barajas, al niño del crêpe en Essaouira, a las hijas de Abdul, a los críos del taxi en Tánger, a la nena del Ipod en Rabat, a los chavales en el campo de fútbol de Fez... Me recuerdan lo feliz que he sido gracias a ellos y sólo puedo sonreír cuando les veo.


Hasta hace unos años tenía muy claro lo que quería hacer, pero toda esta gente ha aparecido en mi vida para romperme los esquemas por completo. Ahora lo tengo igual de claro, pero los planes ya no tienen nada que ver con los de hace un tiempo. No quiero trabajar de algo que me quite el sueño, por mucho dinero que pueda ganar. Prefiero dedicarme a algo que me apasione aunque no llegue a fin de mes. Me niego a vivir para trabajar. La forma de vida en Occidente cada día me convence menos, aunque intenten hacernos creer que, por encima de todo, vivimos en el Primer Mundo. 'Nacer para currar y currar para pagar mi lápida' no me llama nada.


No quiero vivir la vida que nos quieren hacer vivir. Tener 19 años y morir de resaca cada fin de semana. Tener 26 años y haberte matado a estudiar para nada. Tener 34 años y trabajar en lo que trabaja todo el mundo, veraneando como veranea todo el mundo. Tener 45 años y pagar a tus hijos una buena educación para que trabajen de reponedor en un centro comercial. Tener 57 años y estar amargado porque llevas años viviendo la misma mierda. Tener 78 años y seguir pagando una casa. Es para echarse a temblar, joder. Si a esto se refieren con ‘calidad de vida’ que baje Dios y lo vea.


Como decía James Dean, yo no pretendo ser la mejor. Sólo quiero volar tan alto que nadie pueda alcanzarme. No para demostrar nada, sólo quiero llegar a donde se debe llegar cuando entregas tu vida entera y todo lo que eres a una única cosa. Me apetece vivir en Marruecos. Me apetece conocer y disfrutar de África. Me apetece hacer feliz a niños a los que las circunstancias en las que crecen no les dejan disfrutar de su infancia. Me apetece educar y enseñar. Me apetece aprender de la gente y no de los libros. Me apetece convivir y trabajar con chavales que no tienen la suerte que he tenido yo. Me apetece que mis hijos (¿he dicho hijos?) crezcan en otro ambiente. Me apetece demostrar(me) que otra forma de vivir es posible. Me apetece tener 85 años, cuando ya ni sea capaz de levantarme sola de la cama, mirar atrás y pensar: mereció la pena. Simplemente eso. Mereció la pena. 

15 de enero de 2012

EL ALMA DEL MUNDO

- Mi corazón es traicionero - dijo el muchacho. No quiere que continúe.

- Eso es bueno - respondió el Alquimista -. Demuestra que tu corazón está vivo. Es natural que se tenga miedo de cambiar un sueño por todo aquello que ya se consiguió.

- Entonces, ¿para qué debo escuchar mi corazón?

- Porque no conseguirás jamás mantenerlo callado. E incluso si finges no escuchar lo que dice, él estará dentro de tu pecho repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo.


- ¿Incluso aún siendo traicionero?.

- La traición es el golpe que tú no esperas. Si conoces bien tu corazón, él jamás lo conseguirá. Porque tú conocerás sus sueños y sus deseos, y sabrás tratar con ellos. Nadie logra huir de su corazón. Por eso, es mejor escuchar lo que él dice. Para que jamás venga un golpe que tú no esperas.

Imagen: Noches en Zagora, Marruecos.
Por José Noguera.

10 de enero de 2012

NO SÉ VIVIR SIN ÉL

¿Cómo haces para tener siempre los ojos tan negros y que no se te vaya? Otro de los grandes descubrimientos que he hecho en el Maghreb. Hasta hace unos años me conformaba con el típico lápiz de ojos negro, que dura entre poco y nada y cuyo precio es, cuanto menos, desorbitado.


Pero una vez que descubrí el hohl natural todo cambió y mi bolsillo sonrió. Es un cosmético utilizado por niños, hombres y sobre todo por mujeres, tanto en África como en Oriente. Se trata de un fino polvo negro (negrísimo) o gris oscuro, según la mezcla utilizada, que se vende dentro de un pequeño bote junto con un palillo aplicador. También se puede encontrar kohl de color amarillo, azul, rojo, verde, violeta, naranja, rosa... pero mucho me temo que no son naturales, sino tintes sintéticos.

Aunque depende de cada persona, si ha sido bien aplicado permanece intacto horas y horas. A pesar de que el bote es muy pequeño apenas se gasta ya que es necesario muy poco producto para pintarse los ojos. Es por eso que dura meses y meses y tiene un precio que da gusto. ¡Es imposible volverse de Marruecos sin los bolsillos llenos de kohl!

Se vende también en pequeñísimos botes trasparentes con etiqueta en árabe, pero los dos botes 'comerciales' más habituales son los de la foto, ambos de origen paquistaní. El de bote blanco Hasmi Kajal - ideal si te pintas por fuera - y el de bote dorado Hasmi Kohl Aswad - ideal para cuanto de pintas la raya del ojo por dentro. Sin duda, este último es mi favorito.


'Eso tiene que ser malo para los ojos seguro.' Sin información no hay opinión. Así que convendría saber que, en un principio, se usaba para proteger los ojos del sol, el polvo, la arena, las infecciones o las bacterias. Es un producto puramente natural, por lo que respeta y cuida los ojos. Se dice, además, que sirve para blanquear la esclerótica (la parte blanca de los ojos) .

Sólo hay dos pegas. La primera es que, si no lo has utilizado antes, hay un 100% de posibilidades de que tanto tu cara como tu baño acaben hechos un auténtico cuadro. Más aún si intentas echártelo como lo hacen en Marruecos. Pero es sólo cuestión de maña y un poco de tiempo, os lo aseguro. Una vez que lo has aprendido es una pasada y serás capaz de aplicártelo en cuestión de segundos. La otra pega es que en España no es fácil encontrar uno de calidad y, en el caso de encontrarlo, el precio se multiplica. Pero que no cunda el pánico. Si alguna está interesada sólo tiene que contactar conmigo y en un momento lo arreglamos. Wallah!

6 de enero de 2012

CARRETERA Y MANTA

"Me puse a viajar como un loco. Las grandes lecciones que aprendí fueron precisamente aquellas que los viajes me enseñaron. Mejor dicho, siempre he viajado como un loco, desde joven. Cuando me quejaba de que no podía estar quieto en un sitio la gente me decía: '¡Lástima que yo no tenga dinero para eso!'.
Viajar casi nunca es cuestión de dinero, sino de coraje. Pasé gran parte de mi vida recorriendo el mundo como un hippie y ¿qué dinero tenía entonces? Ninguno. Apenas tenía para el billete, pero aún así creo que fueron los mejores años de mi juventud: comiendo mal, durmiendo en estaciones de tren, incapaz de comunicarme por culpa del idioma, viéndome obligado a depender de otros incluso para encontrar un techo donde pasar la noche.

Después de mucho tiempo en la carretera, escuchando una lengua que no entiendes, usando un dinero cuyo valor no conoces, caminando por calles por las que nunca has pasado, descubres que tu antiguo Yo, con todo lo que ha aprendido, es absolutamente inútil ante esos nuevos desafíos y empiezas a darte cuenta de que, enterrado en el fondo de tu subconsciente, hay alguien mucho más interesante, aventurero, abierto al mundo y a las nuevas experiencias."
Paulo Coelho

5 de enero de 2012

EL MAROC

Delante de un papel en blanco, queriendo explicar todas y cada una de las situaciones y sensaciones... Se me acumulan, no sé como empezaré o como acabaré, pero creo que vale la pena trasmitirlas.


No sé porqué en tan poco tiempo tu vida puede dar un giro tan radical.
No sé en qué momento entrásteis en nuestras vidas.
No sé cómo, ni porqué ya es imposible que salgáis.
No sé si es por esas tardes que se convierten en noches, que terminan en amaneceres.
No sé si será por vuestro té.
No sé si será porque vuestras creencias son más fuertes que nada en lo yo creeré toda la vida.
No sé si será porque emanáis una protección y tranquilidad que no mucha gente es capaz de ofrecer.
No sé si será porque sentís todo como si nunca más volviese a pasar.
No sé si es porque tenéis la aventura en la sangre.
No sé si es por esa tierra vuestra que contagia nada más pisarla.
No sé si podré olvidar nunca unas semanas como estas.
No sé si es porque con vosotros todo es posible.
No sé si llegaré a entenderos completamente algún día, pero lo seguiré intentando.
No sé si es porque soy demasiado débil para resistirme.
No sé si las vacas vuelan, pero hoy en día miraría. Por si acaso.


Hay muchas cosas que no sé, pero lo que sí sé es que me quedo muy corta escribiendo estas líneas. Continuare, espero que durante mucho tiempo, intentando encontrar una manera de expresar lo que es la sangre africana. No sé porqué la vida te quita cosas que luego te vuelve a dar. No sé cómo acabará todo esto, pero estoy segura de que dentro de algunos años podremos sentarnos y contar toda la historia, de una manera o de otra, bajo distintos puntos de vista. Pero será eso, NUESTRA HISTORIA.