19 de septiembre de 2013

BIENVENIDO A BORDO

'Tomamos inconscientemente pautas de conveniencia social para sentirnos valorados. Actuamos igual que otros y con ello, limitamos nuestra vida a la aceptación externa, limitamos nuestra creatividad y supeditamos nuestra plenitud a terceros. Tenemos miedo de escucharnos, de parar ese círculo vicioso alimentado tantas veces de falsedad. ¿Acaso no te retroalimentas de una rutina que aborreces?

No somos víctimas del sistema, somos víctimas de nuestra propia dependencia, pero, una vez más, preferimos culpar al exterior antes de asumir que tomar las riendas de nuestra vida nos causa pavor.'

Ingrid Ribas

8 de septiembre de 2013

NO TE SEPARES DEL GRUPO

Si hay dos recomendaciones que hemos escuchado desde pequeños y creo que nunca nos deberían haber dicho son, sin duda, ‘no hables con desconocidos’ y ‘no comas con las manos, que es de mala educación’. Como diría un sabio, això perque ho diguis tu. Recuerdo aquel viaje con Pablo a Marruecos, en el que comprobó que ‘ese tipo de frases se te van depositando en la cabeza y formando tu moralidad, tu forma de vivir y actuar, aunque tú no quieras. Luego llegas a Marruecos y ves que es maravilloso olvidarse de ellas.'


¿Sabes en España esos niños a los que los ves de la mano de su madre, en el ascensor, en la panadería, o dando un vuelta por la calle, les preguntas cualquier chorrada para ser simpático y primero miran al suelo, luego a mamá y luego a ti con cara de circunstancia, para ser finalmente la madre la que contesta a tu estúpida pregunta? Pues de esos en Marruecos no hay.

Si allí son como son es, entre otras muchas cosas, porque crecen muy estimulados desde que son unos renacuajos. No viven sobreprotegidos, están en permanente contacto con la realidad y hacer vida en la calle hace que crezcan absorbiendo cosas que sólo aprendes cuando tratas con la gente. Nenes con 5 años bajando a la tienda a comprar lo que le han mandado, chavales retando a todo tipo de desafíos a tíos que acaban de conocer y contra los que saben que tienen todas las de perder, niños montando un campeonato de fútbol callejero en menos de lo que canta un gallo, hablando y discutiendo con los demás como si de colegas de toda la vida se tratara, críos en el tren conversando con ancianos y haciendo preguntas tan descaradas que ponen en un aprieto a más de uno...


Y es que otra cosa no habrá en Marruecos, pero juventud… toda la que quieras. Y la inmensa mayoría es más lista que el hambre. Para mí, lo mejor es que esa capacidad que tienen de interactuar desde enanos con todo lo que les rodea les permite ser tan espabilados como son. Te dejan ser niño con ellos, sin preguntar ni cuestionar nada, y son capaces de ser adultos cuando la situación lo requiere, sin que apenas se note que aún no levantan ni medio palmo del suelo.


Respecto al tema de comer con las manos... desde el punto de vista occidental, desde el que tanto nos gusta analizarlo todo, es algo complicado porque aquí hay alimentos que, sin cubiertos, queda feo comerlos. Pero es que ese tipo de alimenta alimentos allí no se consumen. ¿Cómo te vas a comer un filete con las manos? En Marruecos la carne no se come en filetes. ¿Y un plato de macarrones? ¿Macarrones en el moro? Verás Madrid como sede de los Juegos Olímpicos antes que un plato de pasta en el Magreb. No te digo más.

Comer es compartir y hay todo un mundo de costumbres y rituales alrededor de una mesa. La gente come con las manos o utilizando el pan como cubierto y saber hacerlo bien es todo un arte. Ser el invitado y rechazar comida queda muy mal; más aún si te la están dando con la mano. Además, lo habitual es comer todos de un gran plato colocado en el medio de la mesa. Así que, aunque sobrará comida sí o sí, más vale que te des prisa. Les encanta comer y a los locales nunca les parece que la comida está lo suficientemente caliente por lo que, mientras ellos ya llevan un buen rato comiendo, tú todavía no has sido capaz de dar el primer bocado.


En el caso del cous-cous, uno de los platos estrella marroquís, es probable que lo coman con cuchara para que no te sientas tan inútil. Pero observar e intentar aprender a hacerlo sin cubiertos es toda una experiencia. En la mesa se comparte el plato, pero también la bebida, y lo normal es que haya un par de vasos para todos, y una botella de agua o una jarra de zumo de frutas.

Y ahora que sacas el tema, dado que en la mayoría de establecimientos no se sirve alcohol, las bebidas por excelencia son el té, los batidos de frutas varias y variadas y el café. Cuanto más negro mejor. El café, digo.

He de confesar que, tras haber vivido en Marruecos, mi manía de lavarme las manos 87 veces al día ya se ha convertido en una especie de obsesión. Pero soy fan incondicional de comer con las manos y estar en un lugar en el que utilizar un tenedor es algo tan poco habitual, hace que lo disfrute más aún si cabe.

SAL CON UNA CHICA QUE VIAJA

"Sal con una chica que viaja. Sal con una chica que prefiera ahorrar para viajes fuera de la ciudad o excursiones de un día a comprar zapatos o ropa nueva. Puede que no sea la más fashion, pero detrás de esa cara bronceada y pecosa por todos los días al sol, hay una mente que puede llevarte a muchos sitios, y un corazón abierto que te tomará por lo que eres y no por lo que puedes llegar a ser.


Sal con una chica que viaja. La reconocerás por la mochila que siempre carga. No la verás con un delicado bolso de mano; ¿dónde llevaría, si no, sus diarios de viajes, sus lapiceros o la linterna que siempre está junto al cierre de su mochila? En una pequeña cartera, ¿cómo podría llevar sus libros, los pañuelitos húmedos, el paquete de galletas y la botella de agua que siempre carga, en caso de que cambien los planes y decida demorar el regreso a casa? Pues sí, una chica que viaja sabe que en cualquier momento, cualquier cosa puede pasar y ella debe estar lista. Pocas cosas le pillan por sorpresa; pues sabe que los cambios son parte de la vida.


También podrás reconocer una chica que viaja por el hecho de que ella siempre se asombra del mundo que la rodea, no importa si está en su ciudad natal o en un sitio que le es totalmente nuevo. Ella ve belleza a su alrededor, no sólo de la que aparece en las guías de viajes o exhibidas en una postal. Una chica que viaja ha desarrollado una apreciación más profunda de la vida. No va a juzgarte o a presionarte para que hagas cosas que no quieres hacer. Ella respeta demasiado la importancia de la identidad y la singularidad, y te apreciará aún más si no pretendes ser quien no eres.

Puedes cometer errores con una chica que viaja, y también puedes ser tan peculiar como quieras ser. Confía en mí, ella ha visto cosas mucho peor en sus viajes y conoce de primera mano los caprichos de la naturaleza humana.



Sal con una chica que viaja, porque cuando estás con ella, te darás cuenta de que a pesar de haber dormido una siesta en un templo de Angkor Wat, navegado por el Delta del Mekong, corrido por las calles de Saigón, o nadado desnuda en las cuevas de Filipinas, aún conserva la humildad, que es la marca de un verdadero viajero. Ella sabe que ha estado en un montón de lugares, pero sabe también que el mundo sigue siendo un gran lugar y que sólo ha visto una pequeña parte de él. Esto puede hacerte sentir bien contigo mismo;  no necesitas hacer más, ni ser más. Lo que eres es suficiente.

Cuando conozcas a una chica que viaja, pregúntale dónde ha estado y cuáles son sus próximos planes. Ella apreciará tu interés y, si tienes suerte, puede incluso invitarte a que te unas a ella. Si lo hace, acepta. Nada cautiva mejor a la gente que viajar.


Salir con una chica que viaja es simple. Ella no esperará que le compres regalos costosos: dos billetes para pasar juntos un fin de semana en cualquier lugar la harán más que feliz. Puedes también comprarle pequeñas cosas que ella siempre olvida de comprar por sí misma: un candado para su equipaje, una funda para su cámara o tal vez un sarong que reemplace aquél que se olvidó en China.

A una chica que viaja no le importará si te pierdes camino a la cita. Sabe que, muchas veces, el viaje es más importante que el destino. Te ayudará a ver el lado más ligero de las cosas y va a caminar junto a ti, no detrás ni delante, señalándote las cosas más interesantes de la ruta. En poco tiempo te darás cuenta de que sí, el viaje ha sido más memorable que el destino al que tú habías planeado llevarla.


¿Vale la pena una chica que viaja? Sí, claro que sí. Así que cuando la encuentres, no dejes que se vaya. No la pierdas por tus inseguridades y dudas. Si ella dice que te ama, es porque realmente lo hace. Al fin y al cabo, ha visto tantas cosas, ha conocido tanta gente, que si te ha escogido lo mejor es tomar la oportunidad. Si ella dice que te ama, es porque ha visto algo en ti, algo capaz de hacerla regresar de sus viajes y anclarse en el mundo de la manera en que desea hacerlo, después de semanas o meses en la ruta.


Sal con una chica que viaja. Hazla sentir a salvo. Haz que sepa que sin importar donde vaya, o el tiempo que se haya ido, siempre estarás ahí para ella. Encuentra una chica que viaja. Ten una cita. Ámala y tu mundo nunca volverá a ser igual..."

“Date a girl who travels”, escrito por Aleah Taboclaon.

7 de septiembre de 2013

Y ESTO ES SÓLO EL PRINCIPIO

Que el maquillaje no apague tu risa, que el equipaje no lastre tus alas, que el calendario no venga con prisas, que el diccionario detenga las balas. Que las persianas corrijan la aurora, que gane el quiero la guerra del puedo, que los que esperan no cuenten las horas, que los que matan se mueran de miedo. Que el fin del mundo te pille bailando, que el escenario me tiña las canas, que nunca sepas ni cómo, ni cuándo, ni ciento volando, ni ayer ni mañana. Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentira, que no te den la razón los espejos, que te aproveche mirar lo que miras. Que no se ocupe de ti el desamparo, que cada cena sea tu última cena, que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena. Que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas, que no te cierren el bar de la esquina. Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doren la piel, que cada noche sea noche de bodas, que no se ponga la luna de miel...



24 AÑITOS, Y ESTO ES SÓLO EL PRINCIPIO...