21 de diciembre de 2014

COMO UN SEMÁFORO EN ÁMBAR

"Por favor, sed vuestra mejor versión y aprended a esperar lo mejor de vosotros antes de esperar nada de los demás. Quereos y cuidaos a vosotros mismos, no olvidéis que es vuestra cara la primera que vais a ver en el espejo cada mañana durante el resto de vuestra vida. Aseguraos de que tenéis las manos limpias antes de señalar a nadie y acordaos de sacar la basura todos los días, no os acostéis con una montaña de bolsas llenas de cosas que no tienen valor alguno. Las moscas siempre encuentran la manera de entrar por las ventanas.

Haced lo que podáis por cambiarle la vida a alguien. Sed el motivo por el que otra persona se levanta e intentad dejar cada lugar al que vayáis un poco mejor de lo que estaba cuando llegasteis. Nunca os olvidéis de donde venís, porque con los años os daréis cuenta de que eso marcará cada nuevo camino que elijáis. Haced algo que vuestro ‘yo’ futuro os pueda agradecer, y no os olvidéis de decir gracias. Compartid las cosas buenas que os de la vida. Y digo compartir, no dar limosna. Compartir es dar parte de algo que posees y que tiene valor, no es dar lo que te sobra y no necesitas.


Pensad dos veces antes de juzgar los actos de los demás. No importa lo que penséis ni cuán claros tengáis vuestros principios. No importa lo que digáis o hagáis, porque la vida siempre encontrará la manera de haceros entender que nunca estarás lo suficientemente seguro de algo. Que las cosas cambian, cambian continuamente igual que lo hacemos nosotros, y ‘nada’ no siempre significa ‘nada’ y ‘nunca’ a menudo tampoco significa ‘nunca’.

Dejad que sea la vida la que os ponga las barreras, no construyáis murallas a vuestro alrededor porque algún día querréis saltarlas y no podréis. Dejaos los cuernos por lo que queréis, no hay mejor recompensa que la que se obtiene haciendo algo simplemente porque te da la real gana. Aprended a guardar silencio pero ni se os ocurra callaros cuando veáis algo injusto, porque todo gran cambio en la historia empezó con un grito. Escuchad a vuestros padres, aunque sólo sea de vez en cuando, porque algún día os acordaréis de ellos cuando no sepáis qué hacer. Elegid a quién queréis seguir hasta el fin del mundo y hacedlo, aunque os llamen locos, aunque las turbulencias estén aseguradas. Hay vistas que siempre merecen la pena.


Buscad un lugar al que volver, porque tarde o temprano lo necesitaréis. Queda muy bien decir que se es de todas partes y de ningún sitio, pero a la hora de la verdad todos necesitamos cobijo. Cuando toméis una decisión llegad hasta el final, porque sólo así podréis decir que lo habéis intentado. No perdáis de vista que todo esfuerzo tiene una recompensa y que lo que se siembra se recoge.

Comeos el mundo, porque si no el mundo os comerá a vosotros. Id con todo o no vayáis, pero no viváis la vida a medias, el mundo ya va servido de mediocridad. Buscad un motivo para ser felices, porque en las horas más bajas necesitaréis recordarlo para volver a levantaros. Tomad vuestras propias decisiones porque la vida, al fin y al cabo, es como un semáforo en ámbar: tú decides si te paras o sigues."


Texto original: http://www.elcajondegatsby.com/semaforo-en-ambar/

18 de diciembre de 2014

LAS QUE SON COMO UN BIDÓN DE GASOLINA

"Os invito a que os atraigan las mentes que ven soluciones ante los problemas, las que saben lo que es importante y lo que es accesorio, las que nunca tienen suficiente. Bailad con las mentes claras que esconden algo que no comparten con cualquiera y aquellas capaces de guardar un secreto. Bailad con las mentes que son como la heroína. Buscad las mentes que cambian el mundo porque están diseñadas para ello y no saben hacer otra cosa, las mentes que te retan a hacerlo todavía mejor cuando las cosas no pueden ir peor de lo que van. Acercaos a las mentes que son como un bidón de gasolina esperando a que alguien encienda una cerilla, porque llegado un momento os daréis cuenta de que ese es el tipo de mente con las que nunca te cansas te hacer el amor, o lo que sea que se hace ahora. Os invito a mirar en las mentes que encuentran en la adversidad una manera de hacerse más fuertes, las que van de frente porque los perfiles sólo muestran la mitad, las que hacen que no puedas consumirlas de manera responsable, las que han comprendido que la vida es tan corta que si no haces lo que quieres al final es como si no hubieses hecho nada. Os invito a que hagáis algo de lo que nunca os vais a arrepentir."



Texto original: http://www.elcajondegatsby.com/de-cero-a-diez/

15 de diciembre de 2014

¿QUIÉNES SOMOS LOS BURUQ3A?

Recuerdo aquella tarde en la maravillosa ciudad de Essaouira, paseando por su tranquila medina. Un hombre tan simpático como risueño nos invitó a entrar en su tienda. Sólo mirar, sólo mirar. No comprar. Mientras nos enseñaba su pequeño bazar observé cómo miraba mis pantalones más de lo normal. Unos pantalones vaqueros caídos, desgastados y rotos. En ese momento supuse que, como a mi abuela, le parecerían de maleante y en cuanto tuvo la oportunidad, medio en broma medio en serio y sin dejar de sonreír, me dijo: "buruq3a". ¿Kifache? ¡Buruq3a!

Aquel hombre fue el que me enseñó una palabra que posteriormente he escuchado en Marruecos en varias ocasiones. ¿Qué es eso de buruq3a? Buru93a literalmente significa "el del parche". Desalineado, que viste con trapos. Es una palabra específica utilizada para designar al extranjero español. Una entre tantas palabras para referirse al extranjero occidental. (Gawri, nasrani, romi...)


El origen de esta expresión viene de la época de la Guerra Civil, momento en el que muchos de los republicanos españoles se exiliaron en Tánger y en la zona francesa del protectorado marroquí. Estos exiliados, muy pobres, llegaban con sus ropas cosidas con parches.

Mientras que en su momento era un adjetivo más descriptivo que otra cosa, actualmente buruq3a es un calificativo con carga peyorativa. Pero, a pesar de la connotación negativa que tiene la palabra, yo le tengo un cariño especial. En primer lugar, por la agradable situación en la que me enteré de su existencia. Y, en segundo lugar, porque me resultó tremendamente curioso observar como, mientras en España cuando algunos hablan de moros, de forma despectiva, hablan de gente que huele mal, que no se lava, que viste de cualquier manera... en Marruecos también tienen su palabra particular para hablar de nosotros como nosotros - entre los que no me incluyo - hablamos de ellos. ¡Buruq3a!

¡Qué cosas tiene la vida y qué sano es no olvidarse nunca de lo que hemos sido!

14 de diciembre de 2014

SU CARTA DE DESPEDIDA A RABAT

Ella es Leticia, la primera española a la que conocí durante el tiempo que viví en Rabat. La misma que dentro de unos días, por circustancias de la vida, tiene que marcharse de la ciudad. De su Rabat. De nuestro Rabat.

Esta es su carta de despedida a la ciudad.

 "No arranques nunca una flor, ni parte de ella ni de cuajo. Te lo aseguro, el dolor es grande. Te lo digo yo, que es como me siento ahora que me arrancan de mi ciudad.  Si, mía, como de Carlota o de Alberto, o de tantos que hemos pasado por aquí. Y eso de pasar es un decir, porque hemos estado de todo menos de paso, llegamos para quedarnos, aunque sin estar, para siempre.


Me niego a caer en tópicos, no quiero quedarme en el “Marruecos es una tierra de contrastes”. Es que esta ciudad, una vez se te mete dentro, ya nada vuelve a ser igual. Tiene tantas caras y tan distintas que nunca la encontrarás monótona. Ni ruidosa, ni tranquila; ni demasiado turística, ni por explorar; ni reluciente, ni repugnante; ni extremadamente moderna, ni la más tradicional.  Se podría tachar de ciudad “término medio”. Ahí, destacando lo justo, deslumbrando, pero sin empalagar.

Quizás lo que más magia tiene es que no se haya desgastado su nombre. Es capital, pero se le mantiene en la sombra cuando de hablar de ella se trata. Ciudades que no le llegan ni a la suela del zapato le quitan protagonismo. Que lo sigan haciendo, para que así siga siendo nuestra. De quienes la queremos, la cuidamos, la respetamos y hasta le hablamos.


Le sobran rincones que te quitan el aliento, que no puedes parar de fotografiar: con sol, sin sol, a color, en blanco y negro. Y de personajes, ya ni les cuento. En mi calle sólo hay más de 10. Personalidad le sobra a sus calles. Personalidad por sus personas, no en sentido figurado. Las personas es lo que cuenta en este país y es lo que más me va a costar superar: la falta de personalidad que hay ahí fuera, lejos de Rabat.

Mi calle... ¡de las que más personalidad tiene! Ahmed, el conserje al que no se le escapa una. Hassan con su tiendita de café Carrion y su cuerpecito escuálido. No sé dónde guarda tanto corazón. Los señores de la tienda de muebles, el mayor ejemplo de lo agradable que es dedicarse a ver la vida pasar. ¡Baraka laufik, merci bien! Me dice el tendero de la tiendita más ordenada del barrio, casi al más puro estilo bazar español. La dulzura hecha rostro del otro Mul hanut del lado contrario de la calle, ese al que le brillan los ojos al verte. El chaleco reflectante y el gorrito del señor que cuida los coches de noche y el aliento del que los cuida de día y de noche, tras pimplarse las cervecitas y el vino. La sonrisa de Hajiba y sus múltiples invitaciones para que regreses a su casa a comer manjares marroquís con su familia, a la que también me comería.


Gestos, palabras, muecas, todas sinceras, ¡ni una por quedar bien! Me las llevo todas, bien guardadas. Las sacaré en esos momentos en los que se me olvide que aún hay sitios en los que la gente es gente y el respeto, la simpatía y el cariño que siembras, lo recoges… a diario y no sólo de vez en cuando.

Y si me planteo que es lo que más voy a echar de menos, un remolino de pensamientos me invade y me resulta difícil ponerlo en palabras...


Pues echaré de menos tener la casa llena de buena gente, pero a ellos ya se los diré cara a cara, como merecen; expresarme en dialecto marroquí, ese hablar que sale a golpes de lo más hondo del alma; vivir de temporada, comiendo lo que se tiene que comer en cada momento y deleitándome con el espectáculo visual de las frutas y verduras estacionales y saber en qué época estoy sólo porque ellas me lo cuentan; el alboroto; la mirada fija a los ojos; la excesiva paciencia para unas cosas y la absoluta falta de ella para otras; las inconscientes lecciones de vida…

Me voy, pero para volver, o por lo menos eso es lo que deseamos todos los que de aquí nos marchamos. Esto no es una adiós, es un hasta luego, ¡inshallah!"

Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.

13 de diciembre de 2014

ENTRE IGNORANTES ANDA EL JUEGO

Me acuerdo muchas veces de aquella tarde. Volvía a España para trabajar como ingeniera después de mi estancia en Rabat. Volvía a mi país después de haber vivido la mejor experiencia de mi vida. No dejé de llorar desde que me marché de la casa en la que había residido con una familia marroquí. Recordaba todo lo vivido, toda la gente que había conocido, todo lo que había aprendido... y sólo podía hacerlo entre lágrimas.  Lágrimas de pura alegría. Lágrimas de pura tristeza. Tocaba cerrar esa etapa para empezar una nueva y nada más llegar al aeropuerto de Barajas, en Madrid, toda esa emoción que llevaba acumulada se manifestó rápido en forma de rabia...

Una  vez que los pasajeros ya teníamos nuestras maletas nos dirigíamos casi en fila india, como suele ocurrir en estos casos, hacia la salida. La inmensa mayoría eran marroquíes y, aunque aún no sé muy bien de dónde salieron, venían también dos mujeres que trabajan en el aeropuerto. No tenían pinta de ser azafatas pero iban trajeadas. Recuerdo que una de ellas me llamó especialmente la atención por la (asquerosa) manera que tenía de mascar el chicle. No dejaban de cuchichear entre ellas y de mirar a los pasajeros por encima del hombro, con esa actitud chulesca que sólo lo más ignorantes saben tener.


Después de un paseíto les perdí la pista y, cuando me disponía a entrar con mi mochila y mi maleta en uno de esos ascensores inmensos del aeropuerto, allí estaban ellas. Mascando chicle y sin parar de cuchichear. Entré, junto con otra pareja, y detrás mío venía una joven marroquí de unos 35 años, sola con sus maletas y su temido hijab. Yo estaba dentro, de cara a la puerta, y a las señoritas las tenía detrás. A mi izquierda. La chica magrebí se dispuso a entrar y la rubia teñida mascachicles, ante el atrevimiento de la joven de querer compartir un ascensor con una occidental de su categoría, dijo: 'No, esta no cabe.' Así, a bocajarro. Literal. 'Esta no cabe.' Salí de repente de la nube en la que me encontraba, recordando momentos inolvidables en Marruecos, y no pude evitar girarme. Sólo me salió decir: '¿Por qué no cabe? ¿Porque lleva un pañuelo?'. La mujer, acostumbrada a ladrar sin que nadie le recrimine nada, se quedó sorprendida y dijo: 'No, bueno... es que no queda mucho sitio...' Sin decir nada más, me hice a un lado y la joven marroquí entró en el ascensor - sin ningún problema de espacio - agachando la cabeza y sin decir ni mú. Aburrida ya, supongo, de escuchar barbaridades similares.

Pocos minutos antes la había visto en el avión, hablando entre risas - en perfecto español - con una pareja que iba sentada a su lado. Y toda esa emoción que llevaba yo encima se transformó rabia al escuchar semejante frase. Rabia por ver que a una joven se la trata mal por querer entrar en un ascensor. Rabia por saber que aquella chica entendía el idioma y tuvo que escuchar lo que la mascachicles quiso decir. Rabia porque no sólo no se vio con fuerzas para decir nada sino que agachó la cabeza y se quedó parada, como la rubia quería. Rabia porque si, con razón, la joven estalla y contesta mal, no le habría faltado tiempo a más de una para llamarle maleducada. Aparte de recalcar, claro, que "es que esta gente no se integra".


Pocos meses después, una mañana de sábado, me encontraba en Barbastro, el pueblo de Huesca en el que vivo. Una mujer de unos 60 años iba cargadísima con las bolsas de la compra y cuando se disponía a cruzar por el paso de cebra las bolsas cedieron y toda su compra acabó en el suelo. Un marroquí de unos 40 años se encontraba a su lado e, instintivamente, se agachó para ayudar a la mujer a recoger todo aquello. La señora, en cuanto lo vio, le apartó con las manos mientras repetía: 'Quita, quita.' No vaya a ser que le pegue algo. El hombre, con más cara de asombro que de otra cosa, se levantó y siguió su camino. Como si allí no hubiera pasado nada. Aburrido ya, supongo, de vivir situaciones similares. ¿Qué hubiera pasado si, con razón, le hubiera dicho a la mujer: 'Ale, ahora lo recoge usted sola, ignorante.'? Una vez más, mal educado, machista y moro de mierda hubieran sido los mejores calificativos que hubiera tenido que aguantar.

¿Qué ha hecho esa chica para tener que sentirse despreciada por querer entrar con maletas en un ascensor? ¿Por qué el hombre, sólo por haber nacido donde ha nacido, tiene que aguantar que se le trate como a un apestado? ¿Por qué algunos, en pleno siglo XXI, todavía se creen que la tierra que pisan y el aire que respiran les pertenece? ¿Cómo nos sentiríamos si fuéramos a entrar en un ascensor en Alemania, Finlandia o Noruega y alguien de allí nos dijera: 'Uy, no. Los españoles aquí no caben'? ¿O si en Holanda, Inglaterra o Australia fuéramos a ayudar a una mujer mayor y nos apartara de mala manera diciendo: 'Quita, quita, que eres español'¿Por qué si cuando nosotros vamos a otro país no queremos que, ni por asomo, se nos relacione con miles de violadores, pederastas, asesinos, terroristas y ladrones que han nacido en nuestro país pero somos los primeros en despreciar a otros sólo por ser de dónde son? ¿Por qué nos creemos con el derecho a jugar a ser Dios?

6 de noviembre de 2014

DE FRANCO A LA SUPERPOP, EDUCANDO A LAS MUJERES

Por si alguien todavía pone en duda que a las más jóvenes también se nos ha educado para ser inútiles. Y... ¿hay algo peor que ser inútil? Menos mal que muchas no hicimos demasiado caso.

Extractos del maravilloso artículo original De Franco a la Superpop, enseñando a ser mujer por los siglos de los siglos.

- “Haz que siempre sea él el que tenga las ideas geniales (aunque te repita algo que tú le hayas sugerido dos días antes). Las frases tipo ¡pero eso ya lo había dicho yo! O ¡tú cállate y déjame hacer a mí! le darán ganas de estrangularte. En cambio, decirle algo así como no sé qué haría sin ti o nunca se me habría ocurrido lo harán totalmente feliz.” - Superpop

- “La mayoría de mujeres no utiliza la posición del perrito con la frecuencia que deberían y es una lástima. Esta posición es muy excitante y es algo que anhela todo hombre. Haz esto y le darás una imagen que no se le olvidará tan rápido, debido a los efectos visuales excitantes que esta posición ofrece.” - Cosmopolitan



- “Lees un mapa y no te enteras de nada. Suena a tópico pero les encanta porque, además de resultarles gracioso, les da la oportunidad de lucirse ellos." - Centro Mujer

“No rompas ese momento de misterio con la típica preguntita ¿en qué piensas? Si tu chico se queda colgado en las musarañas déjalo disfrutar del cuelgue. Lo más probable es que esté pensando en el final de la liga, en las caderas de Pamela Anderson o en el maldito examen de química, así que no vale la pena agobiarlo ni ponerte pesada." - Superpop

- “Ellos pueden ser celosos pero tú no. Es injusto pero el amor está lleno de pequeñas injusticias.” - Superpop


Escalofríos...

3 de noviembre de 2014

SOY ESPAÑOLA PERO MI CORAZÓN ES TANGERINO

Ella es Ana, una gaditana atrapada en la rutina inglesa que el año pasado dejó el estrés de la gran ciudad para trabajar en Marruecos en un centro de acogida para niños de la calle.

"Londres. Una llamada con el prefijo +212. Una necesidad total de abandonar el país de la lluvia y la oscuridad, la alienación y el vivir para trabajar, las comidas apestosas en un autobús o el metro, y la vida dentro de cuatro paredes. Fue un sí, un sí a la libertad. Me arriesgué aunque no sabía lo que aquello iba a cambiarme a nivel personal, mental y hasta físicamente (tantas cuestas para subir y bajar a casa se compensaba con esas deliciosas comidas a todas horas).

Yo ya había sido educadora de menores inmigrantes no acompañados procedentes de Marruecos, en su mayoría. Esa era la relación que yo tenía con Marruecos: chavales "busca vidas", revoltosos, a mi parecer mal educados en muchas ocasiones, a los que tenías que insistirles para que usaran un cubierto...


Mi trabajo en Tánger consistía en ser educadora en un centro para menores que han pasado una situación de calle o que son un blanco perfecto para acabar así. Y, aunque eran turnos de 24 horas, luego tenía muchos días libres a la semana. Los tres primeros días tuve que pasar un período de prueba/formación. Por lo que no vi absolutamente nada. La sorpresa llegó cuando uno de mis chicos del centro de acogida de España, que había cumplido su mayoría de edad hacía unos meses, me llamó invitándome a enseñarme Tánger, la ciudad de la que tanto me había hablado, y de su familia, a la que había pasado cuatro años sin ver, por su minoría de edad, y que tanto había echado de menos.

Desde que entré por la puerta de su casa supe que aquella era mi familia. Todo eran agradecimientos, buenas palabras, risas y un cous-cous que me supo a gloria. Pasamos una tarde estupenda y luego, como es costumbre en Marruecos, me invitaron a quedarme a dormir. Lo que iba a ser un paseo turístico por la ciudad se convirtió en tres días de convivencia en aquella casa, en aquel barrio. Me invitaron a pasar mi primera fiesta del cordero con ellos, me llamaban cada día que trabajaba o no podía ir a casa, me invitaron a bodas, hablaban bien de mi a sus vecinos...


Ahí fue donde empecé a conocer el verdadero Marruecos, a aprender árabe sin quererlo, a gozar del tiempo sin prisas (algo que olvido cuando salgo de allí), a ver el sol esconderse desde los mejores lugares que podáis concebir, a salir a la puerta de la calle todas las veces que podía, a embelesarme con la vida humana, con el juego de los niños en la calle, con la risa contagiosa... Y es que ese podría ser mi resumen de Marruecos: la vida, tal y como es. Un niño que hace una trastada y otro adulto que no sea su progenitor pueda tirarle de una oreja si hace falta, una claridad del alma. El barrio es algo que me conmueve. Puedes hacer toda tu vida en tu barrio desde que naces hasta que mueres. Ser de ese barrio en cuestión te determina, te dice quién eres, quiénes serán tus amigos, cuántas habitaciones tendrá tu casa y, posiblemente, de dónde será tu esposa, esos centros sociales por excelencia de tu barrio donde te cortan el pelo, tu "baqaal" (porque vas al que te corresponde, no a otro), esas luces navideñas que cuelgan desde la azotea para recordarte dónde es la boda que te toca este fin de semana, los "play" donde todo es legal... 


Mi situación económica no me permitió conocer muchos lugares, pero aprendí lecciones que me sacudieron para siempre. Muchas de ellas, tras la vida en el pueblo. Cuando digo "pueblo" digo una casa aquí y la otra a paseo, digo sin electricidad en muchísimas casas y agua en ninguna. Ver que el hijo pequeño falta al cole de vez en cuando para ayudar a su mamá, ir a por agua, sacar el ganado, ir a la ciudad a por víveres... El Marruecos más duro, más auténtico, más real.

Siempre digo con ese acento: "Ana sbanioliya, welakin l9alb dyali tanjawi". Que viene a ser "soy española pero mi corazón es tangerino". Y es así. Fuera de allí nunca me siento llena porque siempre me falta eso, mi Tánger. Son tantas cosas que me daría para escribir cientos de entradas más pero que me conformo leyendo todo lo que Carlota hace y dice por mí. Lo que escribe es lo que pienso, lo que siente es lo que siento. Gracias por darme la oportunidad de transmitir un 5% de lo que he vivido en mi paraíso terrenal.


¡Dima Maghreb! Viva drari tanjawi o di lhawma di chouk."


Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.

31 de octubre de 2014

AÚN A RIESGO DE PARECER PRETENCIOSA...

¿Uno de mis mayores deseos? ¡Que todo lo que ha unido y une Marruecos no lo separe el hombre!



"Carlota, qué maravilla de blog. Palabras tan profundas, tan verdaderas y tan fuertes que las siento con fuerza... Gracias por ver a mi país de esta manera, por entender sus contrastes, por ser tan libre de mente que sentiste sus penas y percibiste sus alegrías. Muchas gracias, mucha suerte y que Dios te siga bendiciendo e iluminando para que sigas expresándote con tanto amor y pasión."


"Eres un ser especial. Dejas huella en cada persona que te conoce. Llena de alegría mirarte a la cara y verte sonreír desde que te levantas. Sabes que en Marruecos siempre te echaremos de menos y siempre tendrás un hueco en nuestra casa y en nuestro corazón."


"No decaigas, eres grande y llegarás lejos. Me encantas. Tu blog supone un golpe de aire fresco , una ruptura de tópicos y prejuicios que nublan las maravillas de ese hermoso país que es Marruecos."


"¡Chapeau, señorita Carlota! Llevo 14 años en España y es la primera vez que leo algo sobre Marruecos  que me emociona tanto. Un blog que cala directo al corazón.  No nos dejes nunca y sigue así, amega."


"Nunca escuché algo tan bonito de mi país de la boca de occidentales. Gracias por tanta luz."




"Preciosa página, Carlota. Sigue adelante, no sé si eres consciente de lo que estás haciendo pero resultas un oasis en medio de tanta confusión y eso es único. Arrastras con tus palabras, no te canses de tirar y si necesitas ayuda ya sabes... ¡dame un silbidito!"


"¡Realmente me has conmovido, Charlotte! Tú sí que de verdad has comprendido lo que es Marruecos. ¡Qué pocos lo consiguen! Tienes todo mi respeto."


"Sigo tu blog desde hace muchísimo tiempo y estoy convencida de que somos almas gemelas porque nuestro recorrido ha sido muy parecido. Estarás por siempre en mi corazón, Carlota. Te admiro mucho, sé que somos okhtis de distintas walidas, lo sé desde que leí tu primera entrada sobre Marruecos, hace algún tiempo. Ojalá te conozca en persona, sería genial compartir historias juntas. ¡Muchos besos! ¡Y dima Maghreb!"


"¡¡¡Brillante, brillante, brillante!!!! Eres uno de mis mejores descubrimientos del año."



Como dice la canción, por orgullo, con orgullo y con pasión. Dima, dima, dima.

30 de octubre de 2014

LA VUELTA A CASA FUE MUY DIFÍCIL

Ella es Silvia, una joven mallorquina que hace un año terminó la carrera de Maestra de Educación Física y se marchó a vivir a Tánger para realizar allí sus prácticas en esa especialidad.

"Tengo que confesar que mi decisión de irme a Tánger no fue nada meditada, simplemente estaba agobiada de la rutina y hablando con mi mejor amiga decidimos apuntarnos para ir a esta preciosa ciudad.


Como tú bien dices, Carlota, las reacciones de los demás fueron muy diversas. La peor, la de mis padres que estuvieron una semana sin hablarme porque no entendían que quisiera irme a un país musulmán. Pero aún así, emprendí esa aventura, preparada para irme un mes y medio a esa ciudad tan próxima y tan lejana a la vez. (Digo esto, porque desde donde yo vivía, veía cada día la costa española, 13 km nos separaban).

Nada más entrar en el avión ya noté que me dirigía a un lugar diferente y confieso que en el fondo tenía un poco de miedo, pero porque la gente de mi alrededor me la había creado. Afortunadamente, el año anterior unas compañeras también fueron y nos pusieron en contacto con unos amigos suyos marroquíes. No hay nada como conocer Marruecos con gente de allí. No pararon de enseñarnos sitios curiosos dónde de ninguna manera tú hubieras llegado.


Es cierto que la vida allí es muy diferente, otra cultura, otra religión, y - lo mejor - otra forma de vivir. Si algo he aprendido en Marruecos es que la prisa mata. Aquí vivimos pensando en qué vamos a hacer mañana, sin disfrutar de lo que estamos haciendo en este preciso momento. Allí aprendí a vivir pensando en el AHORA, a estar una y otra tarde tomando un té con los amigos hablando sin parar una, dos, tres y hasta cuatro horas...

La gente es Marruecos es encantadora. Es cierto que, como cualquier mujer que haya ido sola por la calle, tuve que aguantar que algunos hombres llegaran a ser muy pesados. Pero jamás he tenido ninguna experiencia desagradable. Fueron momentos concretos en los que me limité a seguir andando como si no hubiera escuchado nada...

Alucinante también cómo viven la religión. Cómo los viernes se para el mundo, y se van a la mezquita. Y lo más alucinante, cómo cuando vuelves al mundo occidental añoras ese sonido hipnotizador que suena cinco veces al día, la llamada al rezo.


Lamentablemente, el mes y medio que estuvimos allí, no nos acompaño el clima y llovió mucho. Aún así, visitamos Tetuán (una ciudad que conserva mucho de su época como colonia española), Chefchaouen (un lugar para escaparse unos días y desconectar), Assilah (con su preciosa medina y su costa Atlántica) y finalmente Marrakech (mezcla de ciudad musulmana que se ha adaptado al turismo) y el Sáhara. Para mí una de las mayores aventuras de mi vida. Ese viaje que creo que toda persona aventurera desea hacer. Coger una mochila, tren y a la aventura. Subirte en un 4x4 y ver cómo, poco a poco, te alejas de la civilización y te vas adentrando en esos pueblecitos con cuatro casas y con una mezquita para llegar finalmente al desierto. SENCILLAMENTE IMPRESIONANTE. Ver atardecer en camello, cantar con los nómadas, dormir en jaimas... Experiencias únicas que nunca se olvidan y que año tras año quieres repetir.


Para mí vivir en Marruecos ha sido una de las mejores experiencias en mi vida. Me hizo cambiar mi manera de vivir, de entender esa cultura. Aprendí a ser más tolerante y a no dejarme llevar por estereotipos. La vuelta a casa fue muy difícil; estuve una semana llorando cada día porque me costaba volver a mi vida en España, a la rutina, al estrés, al no tener tiempo para ti y para los tuyos. Y así como llegué ya estaba pensando en volver...

Por eso, aconsejo a todo el mundo que viaje y conozca Marruecos,en especial Tánger. No te lo pienses, no tengás miedo. A este lado tenemos una idea demasiado equivocada de un país tan mágico. Un país que cautiva."


Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.

19 de octubre de 2014

¿SABÍAS QUE UN MARROQUÍ AUTÉNTICO...?

- Responde siempre con una pregunta. ¿Dónde vas? ¿Y a ti qué te pasa? ¿Dónde estabas? ¿Y por qué lo quieres saber?
- Dice 'Hola, ¿cómo estás?' de 20 maneras diferentes en una sola frase.
- Cuenta el dinero en francos o reales, aunque ninguna de ellas sea la moneda que se utiliza en el país.
- Entra en pánico cuando está viendo una película con sus familiares y se acerca una escena en la que se van a besar.
- Nunca va al psicólogo, para eso tienen a los taxistas.
- Da las luces a otros conductores para avisarles de que hay un radar cerca.


Un verdadero marroquí...

- Llama Danone a todos los yogures y clínex a todos los pañuelos.
- Utiliza tres idiomas cuando habla. Salam, ça va?... mshiti, yallah, bye bye.
- ¡Mantén la calma porque a nosotros nos da igual!
- Besa a todos y cada uno de los asistentes a la fiesta.
- Comprueba la bombona de butano - si hay fugas de gas - con un mechero.
- Llama Simohammed a cualquier hombre que no conoce.
- ¡No malgastes tu tiempo o el tiempo te desgastará a ti!
- Propone 'periodos de tiempo' para quedar, nunca da una hora exacta.


Y es que un verdadero marroquí...

- Puede dar y tomar prestado cualquier cosa de sus vecinos.
- Va a la farmacia antes que al médico.
- Tiene una marca 'Made in Morocco'. La encontrarás en su brazo izquierdo... ¡la cicatriz de la vacuna!
- Le compra a sus hijos ropa grande "para cuando crezca".
- Se siente agradecido con aquel conductor que le deja pasar por un paso de cebra.
- Para el coche tres metros después del semáforo para asegurarse que será el primero en salir.



Además, dicen que un verdadero marroquí es el que admite que todas estas cosas son ciertas :)

Y como los domingos son para tomárselos con humor...

En español:
- Te quiero.
- Yo también.

En inglés:
- I love you.
- Me too.

En francés:
- Je t'aime.
- Moi aussi.

En dariya marroquí:
- Kanbghik.
- Kdaab. (Mentiroso)


NOTA: Imágenes del grupo 'Keep calm & Visit Morocco'.

18 de octubre de 2014

¡HOY ESTAMOS DE CELEBRACIÓN!

¡¡Hoy estamos de celebración!! ¡La página de Facebook de este blog - noesnadapersonal - cumple su primer añito de vida! :)  Me quedo ya sin palabras para agradeceros el apoyo, la confianza, la dedicación, la entrega, la fidelidad, el cariño, el ánimo... que me hacéis llegar. Si en un año hemos conseguido lo que hemos conseguido, imaginad todo lo que queda aún por conseguir.  Soy tan feliz con lo que hago, estoy tan orgullosa de lo que estoy consiguiendo y me siento tan en paz conmigo misma que sólo puedo decir gracias. Gracias, gracias y tres mil seiscientas veintinueve veces gracias.

¡Buenos días y buen fin de semana, familia!


15 de octubre de 2014

CÓMO RECONOCER A LEGUAS A UN MARROQUÍ POR SUS GESTOS

No hace falta que hablen. A la inmensa mayoría de los marroquíes les basta con que se muevan un poco para poder ser reconocidos. Creo que no es necesario decir que, por norma general, son tremendamente expresivos, por cultura tienden mucho al acercamiento y al contacto físico y, para comunicarse, utilizan multitud de gestos que van más allá del puro lenguaje verbal. Ahí van unos cuántos:

1. A la hora de saludarse, tras el habitual apretón de manos, se llevan la mano al pecho inconscientemente – al corazón más concretamente – en señal de respeto. Un acto reflejo que, dicho sea de paso, me flipa. Tanto que me dan ganas de abrazarles a todos.

2. Cuando piden perdón (smeheli) y quieren hacer ver que lo dicen de verdad se llevan nuevamente la mano derecha al corazón.

3. En Marruecos se recurre muy a menudo a la palabra hchouma para referirse a algo que da vergüenza. Para expresarlo, se pasan el dedo índice por la mejilla – por la misma zona en la que a otros nos salen los colores – mostrando así su desacuerdo con lo que está ocurriendo (bien porque sea injusto, porque sea vergonzoso…)


4. A las mujeres es más difícil reconocerlas así, pero a los hombres... Por sus andares, moreno. Una prueba infalible. Dime cómo andas y te diré si eres marroquí. No sabría bien cómo describirla con palabras, sólo sé que los que la conocemos la reconocemos de inmediato.

5. Cuando quieren hacer entender al interlocutor que le han visto hacer algo que no les ha gustado y que debe tener cuidado la próxima vez, se dan varios golpecitos en el lóbulo de la oreja, desde atrás hacia fuera. ¿Sabes cuando en España decimos ‘Cuidadín, ¿eh?’. Pues igual.

6. A la hora de pedir algo por favor, cuando las palabras se quedan cortas, se dan pequeños golpecitos en la boca, con la palma abierta y la boca cerrada, para dar a entender que están pidiendo algo encarecidamente. Te lo ruego, te lo suplico. 3affak. Y para dar más penita aún – gesto bastante repetido entre los niños que piden en la calle – mientras se tocan la boca, ladean un poquito la cabeza. S'il vous plaît, madame.

7. Cuando alguien habla de Dios, todo el mundo árabe en general realiza el mismo gesto. Se mira al cielo levantando los dos dedos índices.

8. Es muy habitual ver a jóvenes y mayores dar besos en la frente; a las madres y a las chicas especiales.


9. Con la mano colocada como si fueran a poner una bombilla, hacen un giro de algo más de media vuelta para expresar que no entienden algo, que necesitan una explicación. ¿El qué? ¿Qué pasa? ¿Qué quieres? ¿Qué dices? ¿Cómo? ¿Que qué? Malek? Shnu? Fin? Kifesh?

10. Cuando quieren dar a entender que alguien está loco, colocan la mano de la misma forma que antes, pero elevando el codo a la altura del hombro. La giran en varias ocasiones para expresar que determinada persona es tonta, no está bien de la cabeza, se ha vuelto loca, no sabe ni lo que dice… Hama9 para él, ham9a para ella.
  
11. Para decir poco a poco o poquito colocan la mano de una forma muy concreta. Con la palma hacia arriba, juntan los dedos y hacen un movimiento circular con la misma. Chouia chouia.

12. Por el contrario, para decir mucho utilizan el dedo pulgar. Lo colocan por debajo de la barbilla y lo mueven en repetidas ocasiones, de dentro hacia fuera. Mucha gente, está lleno, muchos coches, hay muchos… Bzzaf, bzzaf.


13. El mismo gesto repetitivo que haríamos para representar con la mano el parpadeo de una luz, es el que utilizan para decir ‘qué bonito’, ‘qué guapa’, ‘qué bueno’.

14. Especialmente los chicos jóvenes esperan en la calle de una forma muy peculiar. O bien se apoyan en una pared sólo con el hombro, cruzando los pies, o bien apoyan la planta de un pie y la espalda en la pared, con la cadera en una posición muy característica, mientras miran todo lo que pasa en la calle, sin perderse ningún detalle. Y... ¿qué me decís de esos hombres - tan masculinos ellos - sentados con las piernas cruzadas como una perfecta señorita?

15. A la hora de aplaudir cuando hay música sonando, los marroquíes no aplauden como nosotros. Lo hacen colocando las manos de la misma forma que las colocan los cristianos para rezar. Rectas, juntas, simétricas.
                                                                                        
16. Un gesto que llama mucho la atención al visitante es el de que dos hombres vayan por la calle cogidos de la mano. Lejos de tener relación con la inclinación sexual de cada uno, los marroquíes se dan la mano - o se cogen de los hombros - en señal de confianza.


17. Mi gesto preferido, sin lugar a dudas. Uno de los primeros que me llamó la atención y que creo que deberíamos adoptar YA MISMO por lo maravilloso que es. Un gesto que se suele hacer en situaciones de confianza, entre amigos, pero que surge sin problemas cuando las dos personas no se conocen demasiado. Cuando una persona dice algo gracioso, divertido, ocurrente… ofrece su mano – como la ofrecería para pedir dinero – para que la otra persona se la choque, como aceptando, agradeciendo o valorando lo que ha escuchado. Un choque relativamente suave, no como el clásico 'Choca esos cinco'. Un gesto simple y natural que expresa tal nivel de colegueo, complicidad y empatía, que yo no puedo evitar sonreír cada vez que lo presencio.

18. Aunque sé que no es puramente un gesto, no puedo pasar sin comentarlo. Sabes que alguien es marroquí cuando, al teléfono, repite infinidad de veces eso de ¿Aló? para confirmar que hay alguien al otro lado. No sé porqué extraña razón en Marruecos parece que las comunicaciones telefónicas se cortan más a menudo de lo normal y, aunque haga rato que no se escucha absolutamente nada (ni voz ni sonido alguno), todos siguen esa ley marroquí no escrita que dice que hay que repetir al menos 58746985314 veces eso de ¿Aló? - apretándose cada vez más el móvil contra la oreja - antes de dar el grandísimo paso de colgar y volver a llamar. ¿Aló? ¿Aló? ¿Aló? ¿Aló? ¡Aló!


Como extranjero... ¿qué otros gestos te llaman la atención en Marruecos? Como marroquí... ¿qué otras formas de expresarte sin palabras utilizas? 

AL RISSALA, TRADUCIDA EN ESPAÑOL

Sólo sé que siempre que he hecho la prueba los resultados han sido los mismos. En el coche, en casa, en la calle... Pones al rapero Muslim y los marroquíes presentes se callan para escuchar. Y eso supongo que será por algo, ¿no? Muslim, un hombre que da voz a millones de marroquíes y que, a los de fuera, nos ayuda a ver que las cosas no son tan diferentes en otros países.



"En el nombre de los jóvenes de este país escribo esta letra, porque la cosa está mal. Más que mal, está fatal. Desde que nacimos estamos aguantando y la paciencia se nos ha acabado. Dicen que pronto se arreglara, pero va empeorando… En nuestros rincones muriéndonos lentamente, con droga y hachís luchamos contra el paro. No trabajamos nada y nuestras vidas van a la basura. Tanto el que es analfabeto como el que no lo es, todos vamos en la misma red. Me costó encontrar trabajo porque no tengo a nadie que me pudiera enchufar. Vuelve atrás y haz la cola; sus hijos pasan primero. Si quieres trabajar coge una pala o sigue el camino de tus hermanos criminales y ladrones. Pobre gobierno, que no puede con nada. A partir de ahora no hay descanso. Encontrarnos una solución, y si no la tendremos que liar antes de que sea tarde… 

Ni el gobierno ni el ministerio quiere cambiar la situación. Por eso queremos que sintáis por una vez lo que nosotros sentimos, para que sepáis de verdad lo que es ser un luchador. Si nos revolucionamos nos llevan al cementerio. No somos animales y vosotros tampoco sois carniceros. Somos la responsabilidad y vosotros los ladrones responsables. Ya no tenemos miedo, salimos de la cueva. Ya nos dimos cuenta de vuestra palabra traicionera.


¿Cómo os sentís? Los jóvenes no saben qué hacer con su vida y están perdidos. Qué pena… Pasan años en la cárcel e inmigrando a países extranjeros. Nuestros hijos vagabundos en las calles y nuestras hijas en el mundo de la prostitución. Viven la vida de la calle y eso hizo de ellos malas personas. No queda tanto para que suene la alarma y esto es sólo una letra escrita con lágrimas… Con lágrimas y sangre de los pobres. Corren por mis venas palabras que salen del corazón. No son ofensivas, mi único arma es mi palabra. Así que no te hagas el tonto, que esto va por ti y por los otros. Y si queréis doy vuestros nombres.

Una letra escrita por jóvenes que han tocado a todas las puertas y llevan años esperando sin recibir ni una respuesta. El corazón ya está harto y nos salieron canas demasiado pronto. Sólo nos queda un futuro sin esperanza y vosotros sois los culpables. Nos habéis machacado con promesas y todo lo que hemos encontrado es niebla. No hay un camino para escaparse, sólo es un espejismo. Habéis matado nuestros sueños y los habéis guardado bajo tierra. Hermano, todos son unos mentirosos. Todos son unos timadores. Los que sembraban fruta hoy se han convertido en leñadores y el que tiraba basura ahora es basurero. Aquí el bueno no tiene cabida y el malo siempre gana. ¿Quién os creéis que sois para condenarnos a este sufrimiento? Escuchad lo que valéis, hijos de perra."


¡Mil gracias a Marwan Bella por la traducción hecha expresamente para ser publicada en este blog! :)

14 de octubre de 2014

¿SENTIDO COMÚN Y AUTOCRÍTICA? ¿DÓNDE?

Si hay algo que echo de menos cuando estoy en Marruecos es el sentido común. Es evidente que allá donde vayas éste es el menos común de los sentidos, pero cuando viajas a ciertos lugares y vives ciertas situaciones te das cuenta de que la lógica, por lo visto, es más que relativa.

Para mí no hay mayor prueba de sentido común que el cumplimiento del mandamiento universal básico: ‘dejen salir antes de entrar’. Y cuando ni eso se cumple soy capaz de perder los papeles. ¿Con esto quiero decir que no hay ningún marroquí que utilice el sentido común? Evidentemente no. Pero cuando estás en un país que no es el tuyo, especialmente cuando es diferente, te fijas en conductas y comportamientos de alguna forma generalizados. Y este, sin duda, es uno de ellos.

Dejar salir antes de entrar, por sentido común. Me cuesta muchísimo creer que algo así es aprendido y no innato. Que es algo adquirido y no auto-generado. Pero supongo que ese sentido que tanta falta hace – y que tanto se echa en falta - está íntimamente relacionado con la lógica. Y hablar de lógica sin hablar de razón parece imposible…


Y si la aparente ausencia de sentido común me desconcierta, la completa falta de autocrítica me cabrea enormemente. El pueblo marroquí, como digo siempre, es un pueblo hospitalario, cercano y amable. Un pueblo que, al igual que tantos otros, te demuestra que la mayoría de la gente que te cruzas en el camino es buena por defecto. Que es más fácil tener buenas experiencias que malas, que la mente sólo funciona si está abierta y que, al final, sólo somos lo que hemos vivido.

Un pueblo casi tan agradecido como orgulloso, que valora, premia y reconoce una actitud positiva y abierta hacia ellos. Pero que salta demasiado rápido en cuanto se siente atacado y este blog es una evidente prueba de ello. Cuando hablas de la mejor cara del país todo son elogios, buenas caras y frases maravillosas. Pero en cuanto tocas un tema delicado y, siempre desde la crítica más constructiva, comentas aspectos negativos del país la gente saca su peor cara. Algunos aún no entienden que no todas las críticas son destructivas, que ocultar ciertos asuntos no hace que dejen de existir, que no hacer nunca auto-crítica es insano y que para solucionar un problema primero hay que tener consciencia de la existencia del mismo. Y es que detectar y corregir errores sin haber pensado antes en ellos debe ser complicado.
  

Cuando hablas de cosas buenas siempre tienes razón, pero si dices cosas negativas siempre estás equivocada. Cuando comentas los aspectos más maravillosos del país es porque lo conoces muy bien, pero si comentas los más detestables es porque no tienes ni idea de lo que hablas. Desde mi experiencia, creo que es demasiado habitual que muchos marroquíes - lejos de escuchar otras maneras de pensar - se toman las críticas a su país y a su gente como algo personal. Como si no existiera una sola persona en el mundo que no les quisiera atacar. 

Criticar no necesariamente implica sentirse superior, ni creerse con la capacidad de decirle al otro lo que está bien y lo que está mal en su vida. Algunos criticamos simplemente porque nos importa lo que pasa, porque buscamos evitar el estancamiento. No porque nos guste jugar a ser Dios. Y cuando algunos ante ciertas críticas, en vez de pararse a pensar, la primera y única reacción que tienen es la de ‘pues anda que en tu país…’, ‘sí, pues los españoles…’, ‘¿y cómo estábais vosotros hace unas décadas?’ a mí me da mucha pena. Porque no hay nada en esta vida como el sentido común y la capacidad de autocrítica para hacer las cosas más fáciles. Y, al fin y al cabo, supongo que eso es lo que queremos todos, ¿no?

23 de septiembre de 2014

MI COÑO

Artículo escrito por Diana López Valera para su blog 'Suspenso en religión'.

"Es bastante probable que a simple vista parezca que tengo un coño normal: tiene sus labios (internos y externos), su clítoris justo encima, su vagina en medio, su vello púbico (más del que me gustaría)… absolutamente nada con lo que sorprender al personal (con el gustazo que tiene que dar ser hermafrodita). Pero, desde mi punto de vista, mi coño tiene una particularidad bestial: es mío, y yo decido lo que entra y lo que sale de él.

Cuando una mujer es consciente de su sexualidad y de su cuerpo, que no es ni más ni menos que una parte importantísima de su vida, sabrá qué tiene que hacer con su coño. Del mismo modo en que aprendimos a no meter los dedos en los enchufes (sinceramente, no conozco ningún caso de muerte por choque eléctrico) o a no echar las piernas a la vía del tren, sabemos lo que hacer con nuestros órganos sexuales. Cualquier mujer inteligente, que sepa utilizar sus manos y sus piernas y alimentarse solita sabrá cómo utilizar su coño. Las mujeres, señor Ministro, no somos deficientes por defecto. Puede que usted haya tenido malas experiencias, pero le advierto que abusar de una persona deficiente no está bien visto. Ni siquiera en España.



Dicho esto, yo me considero una mujer competente, autónoma y lo suficientemente adulta como para saber si quiero procrear o no. Del mismo modo, considero que absolutamente todas las mujeres que conozco y con las que tengo relación: mis amigas, mis compañeras de trabajo, la dependienta del Zara, la de la gasolinera, la contable de mi padre, mi madre o mis cuñadas, están sobradamente capacitadas para saber qué hacer con sus respectivos coños. Lo cual, además, no deja de ser una decisión personal que de ninguna manera me afecta a mí. Bastante trabajo me da el mío (depilaciones, citologías, menstruaciones…) cómo para preocuparme del de la vecina.

Pero partiendo cómo partimos del principio de que la inmensa mayoría de la población española es medianamente inteligente me pregunto yo qué coño –con perdón- le importará a usted señor Ministro, a la Iglesia y a la panda de fachas que pasean carteles asquerosos mientras defienden guerras que matan a niños (de los carne y hueso), lo que sale de MI COÑO.


Porque yo follo con quien quiero, Alberto. Y cómo quiero. Como soy una mujer inteligente, utilizo métodos de anticoncepción que, dicho sea de paso, son una barrera contra las indeseables enfermedades de trasmisión sexual. Sepa también que prácticamente ningún hombre – inteligente, a mi entender - con el que me he acostado se negaría a tener sexo sin protección la primera noche. Y que algunos hombres –inteligentes, por supuesto -, lo pidieron expresamente. Si yo, nublada por el calentamiento o por el amor que sentía hacia esa persona, hubiese cedido y hubiese aceptado mantener relaciones sin preservativo quizá me hubiese quedado embarazada. Quizá también me podría haber quedado embarazada con mi pareja, por haber jugado algún día más de la cuenta –las relaciones son un juego de dos, a mí la masturbación no suele embarazarme-, porque falló el método anticonceptivo –fallan, se lo aseguro- o porque esa persona me obligó a hacerlo. Afortunadamente, a mí no me ha pasado. Pero si me hubiese pasado, yo, mujer inteligente, hubiese querido abortar.

¿Sabe por qué? Tengo 27 años, he estudiado, soy profesional y NO quiero ser madre en estos momentos. Además, creo que tengo derecho a equivocarme como usted y como alguno de sus cuatro hijos, que, seguro, alguna vez debieron de haber practicado sexo sin haber convertido ese polvo en un ser humano.

Tengo derecho a abortar sin ser estigmatizada por ello y a hacerlo en las condiciones médico-sanitarias que se esperan de un país europeo en el año 2014. Tengo derecho a no joderme la vida porque un día algo salió mal y ni usted, ni mis padres, ni un cura, ni un psiquiatra ni el mismísimo Dios aparecido en la Tierra pueden negarme mi derecho a decidir lo que sale de MI coño.


Porque entonces, cuando yo y otras mujeres demos a luz, y en el hipotético caso de que todo saliese bien, tendrían usted y su gobierno que hacerse cargo de todos los hijos no deseados que llevan mala vida porque sus padres simplemente, no estaban preparados. O no podían darle un hogar. O no se conocían casi entre ellos. O no podían alimentarlos correctamente, o comprarles sus medicinas. Cosa, que, como bien sabrá, pasa cada día en España. Una nación que tiene el vergonzoso honor de tener a casi un 30 por ciento de la población infantil viviendo bajo el umbral de la pobreza, sólo por detrás de Bulgaria y Rumanía en el conjunto de los 27 países de la Unión Europea.

¿Sabe usted, señor Ministro, cuántos niños hay tirados ahora mismo en las calles de España? ¿O sin calefacción? ¿Y sabe los que comen todos los días lo mismo? ¿Se ha preocupado de conocer a aquellos que llevan los zapatos rotos al colegio? ¿Y a los que no han podido comprar un abrigo este año? ¿No le dan pena? A mí, sí. Lo que no me da pena es un embrión de pocas semanas que, sintiéndolo mucho señor Ministro, ni siente ni padece y que, efectivamente, podría convertirse en algo mucho más importante y entonces sí –y no antes- merecería toda su atención y la de su gobierno. Mientras tanto, amantes como son de la vida, deberían de preocuparse de que yo y el resto de las mujeres de este país tengamos una vida digna, estemos sanas y traigamos hijos deseados al mundo que tendremos que cuidar, inteligentemente, el resto de nuestras vidas.


A veces cuando lo escucho, señor Ministro, me hace sentir usted como mi gata. Le contaré que he tenido que esterilizarla porque la pobre no dejaba de traer hijos al mundo que no podía mantener, ni yo tampoco. Ella, simplemente, se acostaba con varones sin saber lo que hacía ni sus consecuencias. Tuvo dos partos múltiples. Como mi gata es un animal, si yo hubiese querido habría abandonado a todas esas crías, o las habría matado –qué más da, son gatos- Pero no hice eso, me preocupé de cuidar a cada uno de esos gatitos y de buscarles un hogar donde los quisiesen. Me preocupé, además, de llevar a mi gata al veterinario cuando enfermó después del parto –y de pagarlo-. Y después, me responsabilicé de que mi preciosa gata no volviese a quedarse embarazada otra vez. Porque no me gusta abandonar a los animales. Y menos, a las personas. Ojalá ustedes cuidasen a las ciudadanas de este país tanto como yo a mi gata.

18 de septiembre de 2014

ME SACAN LOS COLORES

Ya he comentado muchas veces que recibir e-mails bonitos a través del blog, de gente que no conozco, me hace muchísima ilusión. Pero algunas como Laura Ronda llegan donde nunca pensé que llegaría un desconocido y, con libros de regalo y cartas como esta, directamente consiguen sacarme los colores.

"Querida Carlota Miranda (tienes nombre de escritora),
En agradecimiento a todo lo que con el mundo compartes: tus sentimientos, vivencias e ilusiones. Por ser "poeta de guardia" e invertir tiempo en que nosotros leamos - te leamos - te regalo este librito, que para mí es más que un libro. Es un compañero, un descubrimiento y, a veces, una manera de vivir y de ver el mundo.
Gloria Fuertes, al igual que tú, fue también una persona incomprendida y criticada. Esta poesía "invisible" sólo existe para el que verdaderamente la ama y adora. No dejes de escribir nunca, Carlota, y haz que lo "invisible" brille con luz propia. Por favor. Porque tú brillas y eso no debes olvidarlo jamás.  
(...) Sentía la necesidad de decirte todo esto, hacía muchísimo tiempo que no veía tanta luz entre tanta nube.
Un abrazo enorme desde Bilbao.
Laura"

16 de septiembre de 2014

VIOLENCIA JUSTIFICADA

Este, este. Este es uno de los problemas más graves en la sociedad marroquí, si no el que más. Por todo lo que significa, todo lo que implica y todo lo que conlleva. Analfabetismo y patriarcado como forma de vida; terribles bombas de relojería.


[El 63% de las mujeres marroquíes piensa que la violencia conyugal está justificada.]

http://www.yabiladi.com/articles/details/29384/femmes-marocaines-pensent-violence-conjugale.html

14 de septiembre de 2014

HE HECHO UN DESCUBRIMIENTO

¡Mirad lo que escribió Aarón Guerra - un joven de tan sólo 17 años - hace unas semanas en su blog!


"He hecho un descubrimiento. 
Han pasado varios meses desde que descubrí uno de los blogs que más me gustan: no es nada personal de Carlota Miranda. Carlota es una ingeniera burgalesa, que estando de au-pair en Londres decidió cambiar su vida y mudarse a Rabat. La verdad es que su historia me parece fascinante. Creo que su historia es un claro ejemplo de lo que se debe hacer: siempre hacer lo que te haga feliz. 
Este blog ha conseguido clavarme la espina de ir a Marruecos. Y ahora lo que me gustaría es visitarlo. Aunque por ahora no haya posibilidades económicas como para llevar a cabo el plan… Sueño con que eso cambie y pueda ir. 
(...)

No voy a negar el hecho de haber pensado durante algún tiempo lo mismo que todas aquellas personas ignorantes que opinan de esa forma. Pero este blog me ha hecho creer en algo. Creer que debo darle una oportunidad al país, tanto para conocer el territorio como a su gente."

¿Veis? Siempre hay razones para seguir creyendo y alimentando la ilusión :) 

13 de septiembre de 2014

ESTAMOS HARTAS

Si es cuestión de confesar… cada vez se me hace más difícil seguir adelante con este blog. Soy incapaz de enumerar la cantidad de cosas buenas que he conseguido y he vivido gracias a él, la cantidad de comentarios increíbles que me llegan, la cantidad de personas increíbles que he conocido…

Pero llega un punto que me canso. Me canso de tener que leer barbaridades cada día. Me canso de todos los que nos juzgan – a mí y a todas las amantes de Marruecos – por una simple frase malentendida. Nos cansamos de tener que explicar cosas que caen de cajón. Nos cansamos de que ni un solo comentario negativo sea capaz ni siquiera de inventarse un nombre para dar la cara.

Nos aburre profundamente estar todo el día justificándonos y nos agota intentar dialogar con gente que nunca aprendió a escuchar.


Estamos hartas de que se nos trate como ignorantes por ser amantes de un país musulmán. Hartas de callarnos la verdad para que no nos traten como a locas. Hartas de esconder a quienes nos hacen felices para no aguantar tonterías. Hartas de ocultar experiencias que nos han cambiado la vida para no ver gestos raros. Hartas de ir por la calle con gente magrebí y que se nos mire con cara de ‘Pobre gilipollas, ya le han comido la cabeza…’ Hartas de que hablen en árabe - que para algo es su idioma - y les fulminen con la mirada, como si tuvieran que pedir permiso para estar en la calle, respirando el mismo aire. Hartas de ser tratadas como estúpidas por defender parte de una cultura que nos apasiona. Hartas de intentar encender una luz donde todo está tan oscuro. Hartas de las faltas de respeto gratuitas. Hartas de que nos den lecciones de vida personas que no tienen vida. Hartas de no hablar para no escuchar sandeces de los que no callan ni a tiros. Hartas de la frase "todo el día rodeada de moros, qué asco". Hartas. ¿Me escuchas? HARTAS.

¿Por qué importa tanto el destino y no el viaje? ¿Por qué cuesta tanto dejar de lado la hipocresía, el racismo y el clasismo? ¿Por qué es tan complicado entender que otras formas de vivir son posibles? ¿Por qué cuanto más vacío se tiene el corazón más empeño se pone en llenar el de los demás? ¿Por qué molesta de esta manera tan enfermiza que otras personas sean felices? ¿Por qué nos creemos con el derecho a decirle a otra persona cuál es la receta de la felicidad? ¿Por qué precisamente los más infelices son los que más hablan de sus ingredientes? ¿A quién hacemos daño y por qué? ¿A quién molestamos y por qué?

He escuchado y compartido ya demasiadas historias de jóvenes - y no tan jóvenes - que viven inventado excusas, callando vivencias y ocultando experiencias brutales sólo para no molestar a los que las rodean... No tenemos que agachar la cabeza por haber encontrado nuestro sitio. No tenemos que callar cada vez que alguien nos diga lo que está bien y lo que no. No tenemos porqué aguantar ataques y salidas de tono sin fundamento. Si sabemos lo que somos, sabemos lo que tenemos y sabemos lo que nos merecemos... ¿por qué damos importancia a gente que no nos apoya en lo que creemos? ¿Por qué le rendimos cuentas a personas a las que no le debemos nada?

9 de septiembre de 2014

CARTA A UN JOVEN ESPAÑOL DESEMPLEADO

“A los jóvenes españoles: quizá no tienen trabajo pero, sin deudas ni obligaciones, poseen la libertad.” — Joan Tubau

"Querido amigo:

Quizá no tengas trabajo, ni un apartamento de dos dormitorios en el centro de Madrid, ni un Volkswagen Golf de 5 puertas, pero por fortuna conservas algo mucho más importante que todo eso: tu libertad.

No estoy diciendo que seas un afortunado por estar desempleado. Ni mucho menos. Sé que no es una situación agradable y espero que puedas salir de ella lo antes posible. Lo único que quiero es que seas consciente de que, en estos momentos, tus únicas obligaciones son alimentarte y encontrar un lugar seco y caliente donde dormir cada noche –algo que a lo mejor ya te proporcionan tus padres–, y que mientras estés en esta situación tienes margen de maniobra.


Puedes, por ejemplo, aceptar una oferta de trabajo en cualquier ciudad de España. Puedes invertir los ahorros de tu comunión en empezar un pequeño negocio. Puedes arriesgar. Tienes tiempo de sobra para ello y nada que perder. Puedes empezar un blog. Compartir tus pensamientos y experiencias con el resto del mundo. Demostrar lo que sabes y ayudar a los demás. A lo mejor el día menos pensado te llega una buena oportunidad a tu bandeja de entrada. Puedes currar sirviendo hamburguesas durante 6 meses, ahorrar lo máximo posible e irte a probar suerte en Dublín.

En definitiva: una vez cubiertas tus necesidades primarias, puedes decidir exactamente qué es lo que quieres hacer con tu vida. Tienes ante ti un lienzo en blanco y tú eres el artista principal. Te recuerdo todo esto porque quizá estés tan ocupado buscando trabajo que lo has olvidado, o simplemente no le das mucha importancia. Pero créeme: no todo el mundo tiene tantas opciones.

Ser libre significa que puedes obrar según tu propia voluntad. Que puedes tomar tus propias decisiones sin que nadie te ponga una pistola (metafórica) en la cabeza. Lo contrario de ser libre es ser esclavo. Cuando eres esclavo dejas de ser dueño de tus actos y son otros los que deciden por ti.


La mayoría de adultos que ves por la calle no son tan libres como tú. Algunos encontraron un trabajo con un sueldo mileurista y lo primero que hicieron fue meterse en una hipoteca a 30 años para comprarse una casa. Ahora dependen de su jefe, porque pase lo que pase tienen que pagar al banco a final de mes. Si les echan, empieza la cuenta atrás: deben encontrar otro empleo de lo que sea antes de que se les acabe el finiquito, o si no serán desahuciados y tendrán que dormir debajo de un puente. Por eso no les queda más remedio que aceptar las condiciones que les imponga su empleador, por muy malas que sean. Encadenados a un empleo y a un adosado con jardín, sus opciones se limitan. Ya no es tan fácil reaccionar.

Otros decidieron tener hijos. Ahora están obligados a cuidarles y a pagar todos sus gastos al menos durante los primeros 18-30 años de su vida, porque los hijos no se pueden vender, devolver, ni abandonar. La demanda salarial aumenta cuando hay varias bocas que alimentar y la dependencia de un empleo se vuelve más fuerte todavía. El tiempo es un bien escaso, e intentar empezar cualquier cosa supone sacrificar tu salud o tu vida personal. Dar clases de español en Corea deja de ser una opción cuando tus niños tienen que ir al colegio. Ya no se pueden asumir riesgos. Los experimentos con gaseosa.

Pero tú, al menos por ahora, no estás en esa situación. Sí, es cierto que no tienes trabajo, pero tampoco tienes deudas ni obligaciones de ningún tipo. Nadie a quien rendir cuentas, nadie a quien dar explicaciones. Eres libre, y mientras seas libre siempre podrás reaccionar. Siempre.


Porque tienes opciones. Puedes hacer lo que quieras. Repito: lo que quieras. Desde escribir novelas eróticas de dinosaurios hasta vender calcetines negros de lujo con un chip para identificarlos. Los límites te los marcas tú. El dinero ya no es un problema. Hoy en día puedes conseguirlo casi todo gratis o muy barato. Conocimiento ilimitado en Youtube y Wikipedia, clases gratuitas de las mejores universidades del mundo a través de Coursera, libros prestados en la biblioteca de tu ciudad, vuelos low-cost con Ryan Air y auto-publicación 24 horas gracias a Amazon. Un ordenador portátil y una conexión a Internet son la nueva fábrica.

Porque tienes tiempo. Desde que te levantas hasta que te acuestas, tú y solamente tú decides en qué inviertes cada minuto. 24 horas al día, 168 horas a la semana, 720 horas al mes, 8.760 horas al año.

Porque tienes energía. No estás obligado a compartir tus recursos físicos y mentales con nadie. Están disponible al 100% para tus propios propósitos.

Tienes todo lo que necesitas, y las oportunidades frente a ti son ilimitadas. La pregunta es… ¿Qué vas a hacer con esa libertad? ¿Cómo vas a usar tu tiempo y energía? ¿Vas a dedicarte a poner excusas, quejarte y esperar a que alguien te venga a salvar, o vas a actuar, perseguir esas opciones e intentarlo una y otra vez hasta que tengas éxito?



Hay gente que no es libre de elegir, pero tú sí. Aprovéchalo.

Un fuerte abrazo y mucha suerte.
Ángel.-

PD: Soy consciente de que hay casos y casos. Hay jóvenes que están en situaciones familiares muy complicadas y que no tienen esa libertad de la que hablo. Desde aquí les mando todo mi apoyo y les deseo que salgan adelante.

PDD: Abstenerse comentarios relacionados con la defensa/crítica a comprar una casa o tener hijos. El post no va por ahí ni pretende juzgar ninguna de esas dos decisiones. Únicamente intenta que el lector sea consciente de que el no tener esas obligaciones tiene algunas ventajas, y que es una buena idea aprovecharlas mientras duren."


Artículo de Ángel Alegre en 'Vivir al máximo.'