4 de febrero de 2014

QUE LUEGO NADIE PUEDA DECIR QUE NO LO SABÍA

La dichosa valla de Melilla. La misma que separa el territorio marroquí del español, el africano del europeo. La misma valla que miles de africanos siguen intentando saltar para llegar a nuestro país. Los mismos alambres que, si estuvieran colocados en cualquier lugar de Europa para cazar pájaros, estarían terminantemente prohibidos. Y eso por no hablar de las cuchillas. Pero como sólo sirven para cazar moros y africanos no nos importa. De hecho nos es indiferente. Nos da igual que vivan en el monte Gurugú, en la costa norte de Marruecos, durante meses, semanas e incluso años, intentando saltar la valla hacia el paraíso. Nos la pela completamente que se mueran en la misma costa en la que veraneamos. De hecho, nos la trae bastante floja todo lo que no tenga que ver con nuestra casa.


Cuando, los más afortunados, logran saltar por fin la valla - uno de los métodos gratuitos que existen para que la gente que no tiene derecho a ir al país que quiera pueda llegar a Europa - y la Guardia Civil los pilla, en el mejor de los casos, los lleva a un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que suele estar de gente hasta la bandera, para después ser deportados si ya han tenido la mala suerte de haber cumplido ya los 18 años.

Como digo, eso en el mejor de los casos. En el peor, de forma irregular y saltándose a la torera esas leyes de extranjería que tanto nos gustan de cara a la galería, son llevados por nuestras fuerzas de seguridad del Estado nuevamente al sitio por el que vinieron y, amablemente, se les abre la puertecita y se les manda de vuelta al monte. O a zonas desérticas en Oujda, en la frontera con Argelia. Y aquí no ha pasado nada, señor. ¿Negros en el maletero? ¡Yo no he visto nada, oiga!


Si bien es cierto que alguno de nuestros mangas verdes tiene la mano bastante más suelta de lo que debería, el nivel de violencia y brutalidad de las autoridades españolas no llega al de las marroquís. Para muchos africanos, el ser devuelto al lado sur de la barrera, supone literalmente la muerte. La mayoría de ellos están heridos, por alambres, por cuchillas, por caídas desde varios metros de altura, por golpes, por patadas, por palos… Con tobillos, muñecas, mandíbulas y brazos rotos. Algunos incluso parapléjicos. Y volver en esas condiciones a territorio marroquí hace que la agonía y la desesperación alcance unos niveles tremendamente inhumanos.
  
La mayoría son hombres, pero también hay mujeres con niños. Algunas embarazadas, bien de sus maridos o bien de guardias a los que les debe hacer gracia hacer alarde de lo bajo a lo que puede llegar una mierda con patas. Y niños sin padres, que han fallecido  intentando darles un futuro digno. Los africanos cazados vuelven al monte a ser cazadores; a comer basura y a pasar frío porque en una de esas redadas diarias que se hacen para limpiar la zona se llevan sus utensilios, sus plásticos para protegerse de la lluvia, su ropa, sus zapatos… Y los que llevan puestos también. Pasaportes y documentación robados o hechos cenizas. Y no precisamente debido a los incendios que ocurren. Sin dinero, sin papeles. Sin dignidad, sin identidad.


Africanos que intentan una y otra vez  llegar a nuestro país, a nuestro continente. Siempre que las fuerzas y la suerte se lo permiten, lo intentan. Una y otra vez. Todos son perfectamente conscientes de la crisis de Europa en general y de España en particular. Pero, para la mayoría de ellos, crisis es no tener ni comida, ni agua durante días. Crisis es estar en guerra. Crisis es no tener ningún derecho. Y cuando digo ninguno, es ninguno. Africanos que huyen de un continente que jamás ha dejado de estar colonizado y saqueado, con dirigentes políticos salvajes capaces de las mayores bestialidades, que actúan con el consentimiento, la colaboración, la ayuda y la aprobación de los dirigentes de Europa. Los mismos dirigentes europeos que trabajan mano a mano con dictadores africanos y luego hablan de asaltos, efecto llamada e invasiones para desviar la atención, fomentar el odio, el miedo, el racismo y el clasismo, criminalizar al más débil y enemistar a pueblos y a seres humanos cuya única intención es vivir como creen merecer. Y lo más horrible es que lo consiguen.


Es terrible y vergonzoso lo que está sucediendo. Pero lo más triste es ver cómo la mayoría todavía sigue girando la cara y haciendo como si la historia no fuera con ellos. Como si no supieran nada. Señores, que esta gente está ahí. En la frontera de nuestro país, en la puerta de nuestra querida casa. Que esta gente existe y sus realidades son tan crudas que ni las imágenes ni los testimonios pueden reflejar el verdadero drama que viven. Esta gente está sufriendo, en ese monte, viendo la valla de Melilla al fondo. Viendo nuestra tierra, a través de 6 metros de doble valla, pero sin tener derecho a cruzar una frontera que nosotros sí podemos cruzar. Y están ahí mientras tú y yo estamos aquí, leyendo en un blog una de esas historias que no conviene que sean contadas. 

Es evidente que erradicar el problema es muy complicado pero, ya que, por desgracia, no tenemos la capacidad de proponer soluciones concretas a corto plazo, que al menos tengamos la decencia de saber y reconocer lo que, de ninguna manera, se debe hacer. Y, evidentemente, esto no se puede seguir consintiendo. No podemos seguir violando los derechos humanos de esta forma. Hay que empezar abriendo el capítulo uno de humanidad; cuando éramos niños lo hacíamos mejor...

"Ustedes están aquí, viendo el odio del mundo. Las grandes naciones están ahí, mirando al negro mientras se muere. Todos estáis observado en silencio y es inadmisible que nadie dé señales..." - Desde el monte Gurugú

10 comentarios:

  1. El problema ya sabemos cual es. Y cual es tu solucion?
    Y adelantandome a la respuesta, con qué dinero?

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    1. Lo de que no hay dinero, por lo que veo, también te lo has terminado creyendo...

      Dado que erradicar el problema de raíz, evitando que miles y miles de africanos quieran venir a nuestro país, es imposible, al menos que las políticas de inmigración tengan algún sentido. Y una vez que lo tengan, que se apliquen como es debido. Empezando por eliminar esas cuchillas 'que no cortan'.

      Lo que no puede ser es que muchos de estos inmigrantes, cuando llegan a España saltando la valla, sean devueltos sin ningún registro, sin ningún procedimiento legal, sin nada. Incumpliendo el Derecho Internacional y la Ley de Extranjería. Y no solo devueltos y transportados en maleteros o, literalmente, arrastrados, sino abandonados a su suerte en manos de unas autoridades que, entre otras prácticas, los tira en el desierto de Oujda y sálvese quien pueda. Con piernas rotas incluidas.

      No puede ser que haya menores de edad mendigando por las calles de Melilla y en vez de atenderlos, en la medida de lo posible, se les meta en un autobús y se les saque da la ciudad, como se hace con la basura, para dejarlos en cualquier 'vertedero' africano.

      No puede ser que se siga engañando a la gente con cifras irreales, tanto de número de inmigrantes como de dinero.

      No puede ser que, como ocurrió en Lampedusa, se permita que embarcaciones repletas de seres humanos se hundan porque es delito atenderlas. 'Por favorecer la inmigración ilegal.'

      No puede ser que se devuelvan pateras a Marruecos, en cuanto llegan, y se llenen aviones con inmigrantes sin papeles para dejarlos en el país vecino, en Argelia, en el Sáhara... Donde este día pille mejor, vamos.

      No puede ser. Y si no somos ni capaces de evitar que esas barbaridades sigan ocurriendo cada día, difícilmente se podrá abordar una situación como la derivada de la inmigración africana de tan complicada, o imposible, solución. Y, dado que el tema es tan complejo, que AL MENOS la gente sea capaz de sentir un mínimo de empatía. Que es que ni de eso somos capaces ya, joder.

      ¡Ah! Y lo de que 'el problema ya sabemos cuál es'... mucho me temo que la mayoría de españoles, por no hablar de los europeos, lo único que sabe es que hay inmigrantes africanos que intentan llegar a Europa de forma ilegal. Y ya, eso lo que lo se sabe.

      Eso en cuanto a la inmigración, en cuanto a todo lo demás la solución es bastante clara y empieza por dejar de cocinar tanto y tan mal con producto robado en África para luego recibir con cuchillas a esta gente que sólo quiere y bien merece su parte del pastel. Y si sabes un poquito del tema entenderás que no hablo sólo de comida, ni muchísimo menos...

      http://notelotomescomoalgopersonal.blogspot.com.es/2013/11/el-pecado-de-europa.html

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  2. No puedo leer estas cosas, se me revuelve todo :(

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  3. Y seguirán viniendo y seguirán muriendo en el camino, porque nadie puede poner fronteras ni alambradas a los sueños!!! Es inhumano y cruel

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  4. Hay que profundizar en la cuestión. ¿Por qué vienen a Europa? La cuestión radica más en la situación de sus países de origen que en la situación de los nuestros. El mecanismo se ha ido perfeccionando desde el Siglo XV. Ellos trabajan, porque son mano de obra barata, extrayendo los recursos naturales de sus países, dominados como no, por personajes colocados o mantenidos por occidente. Luego occidente transforma esa materia prima y la vende, primero a su país y luego al resto. Esto es ¡Imperialismo! Guerra con armas y guerra con dinero. Irak EEUU es un caso claro. Entro en el país, me quedo con los recursos y pongo un MC Donals.

    Aquí hay una lucha: Por un lado están todas aquellas personas que sólo tienen sus manos para trabajar y por otro lado, aquellas personas que tienen toda la pasta para invertir.

    No es "Que mal la política de inmigración", porque la política de inmigración responde a unos intereses económicos concretos y ellos les dan validez. ¿Quién mantiene a esa gente en el poder? Cada uno de los ciudadanos europeos cada vez que se compra un coche, una casa, un yogur o vota a un partido político que asume como viable esa separación entre gente que trabaja y gente que invierte. Si entrasen todos esos señores en nuestro país la economía no podría colocarlos dentro y faltaría mano de obra en sus países explotados. ¡Inadmisible para el poder económico!

    Si esto fuese poco, aún les quedan recursos sobre superioridad de la raza y Dios.

    La miseria es parte fundamental del sistema económico en el que vivimos. Para que una persona entienda porqué ha de trabajar 8 horas al día en un trabajo asqueroso que odia tienen que enseñarle a la gente comiendo en contenedores o saltando vayas mientras se desangran.

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  5. Pero como puede ser pobre un continente rico en materias primas como es el caso de África? No hace falta que le den nada, solo tienen que dejarle lo que tiene y dejar de inmiscuirse en los problemas de estos países adoptando una posición paternalista y neocolonialista. Es muy simple, África es un continente empobrecido.

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  6. Yo creo que parte del problema está en que no existe ningún protocolo de actuación a la hora de controlar la valla que diga qué se puede hacer y qué no.

    Me explico, tal y como está organizada la policía, un agente no puede decidir sobre si algo es legal o ilegal, eso lo hacen los jueces. Pueden mandar a la gente ante un juez para que éste decida, pero si el juez dice que es inocente, es inocente por mucho que el cuerpo de policía al completo se empecine en que es culpable.

    Dicho esto, cuando un jefe da una orden, el policía no puede decidir si es legal o ilegal. Sólo se pueden negar a cumplirla si ésta va en contra de alguno de los protocolos que aplican. Por ejemplo, hay un protocolo general que dice que un agente no puede usar el arma si no está siendo atacado por alguien que también vaya armado. Y es por ello que pueden negarse a pegarle un tiro al negro si el jefe se lo ordena. No porque sea ilegal (que todos sabemos que lo es, pero eso lo decide un juez) si no porque va en contra del protocolo.

    La falta de un protocolo de actuación a la hora de controlar la valla hace que eso sea el salvaje oeste, los jefes pueden ordenar hacer barbaridades como la que comentas de lanzarles en volandas a través de la valla y dejarles ahí tirados, y los agentes no pueden negarse.

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  7. Me gustaría compartir con todos los lectores del blog y con su autora un documental relacionado con este tema que describe a la perfección la situación de todos estos chavales durante su periplo: la vida en el monte Gurugú, la preparación para saltar la valla, los problemas con la policía... Os recomiendo verlo, al fin y al cabo, vale más una imagen que mil palabras.

    El documental se titula "La última frontera" de Sergi Cámara y David Fontseca.

    Escuche hablar de él hace un par de semanas en los programas especiales de Hora25 que emitió la Cadena Ser desde Ceuta y Melilla, lo busqué en YouTube y después de verlo pensé que este podría ser un buen lugar para ayudar a difundirlo. Un saludo.

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  8. Javier, por mucho que un jefe te ordene que lances a una persona en volandas a través de una valla y la dejes herida y sin auxilio, tú como persona a nivel individual sabes lo que está bien y lo que está mal y perfectamente puedes negarte a hacer barbaridades y aun así cumplir bien con tu trabajo. A eso yo le llamo profesionalidad. Todo depende de las formas con las que se hagan las cosas. Seguro que si se tratase de un amigo o familiar, ningún poli haría eso con él, por mucho que se lo ordene su jefe.

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  9. Comparto mi opinión con Arenas, bien dicho.

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