6 de noviembre de 2014

DE FRANCO A LA SUPERPOP, EDUCANDO A LAS MUJERES

Por si alguien todavía pone en duda que a las más jóvenes también se nos ha educado para ser inútiles. Y... ¿hay algo peor que ser inútil? Menos mal que muchas no hicimos demasiado caso.

Extractos del maravilloso artículo original De Franco a la Superpop, enseñando a ser mujer por los siglos de los siglos.

- “Haz que siempre sea él el que tenga las ideas geniales (aunque te repita algo que tú le hayas sugerido dos días antes). Las frases tipo ¡pero eso ya lo había dicho yo! O ¡tú cállate y déjame hacer a mí! le darán ganas de estrangularte. En cambio, decirle algo así como no sé qué haría sin ti o nunca se me habría ocurrido lo harán totalmente feliz.” - Superpop

- “La mayoría de mujeres no utiliza la posición del perrito con la frecuencia que deberían y es una lástima. Esta posición es muy excitante y es algo que anhela todo hombre. Haz esto y le darás una imagen que no se le olvidará tan rápido, debido a los efectos visuales excitantes que esta posición ofrece.” - Cosmopolitan



- “Lees un mapa y no te enteras de nada. Suena a tópico pero les encanta porque, además de resultarles gracioso, les da la oportunidad de lucirse ellos." - Centro Mujer

“No rompas ese momento de misterio con la típica preguntita ¿en qué piensas? Si tu chico se queda colgado en las musarañas déjalo disfrutar del cuelgue. Lo más probable es que esté pensando en el final de la liga, en las caderas de Pamela Anderson o en el maldito examen de química, así que no vale la pena agobiarlo ni ponerte pesada." - Superpop

- “Ellos pueden ser celosos pero tú no. Es injusto pero el amor está lleno de pequeñas injusticias.” - Superpop


Escalofríos...

3 de noviembre de 2014

SOY ESPAÑOLA PERO MI CORAZÓN ES TANGERINO

Ella es Ana, una gaditana atrapada en la rutina inglesa que el año pasado dejó el estrés de la gran ciudad para trabajar en Marruecos en un centro de acogida para niños de la calle.

"Londres. Una llamada con el prefijo +212. Una necesidad total de abandonar el país de la lluvia y la oscuridad, la alienación y el vivir para trabajar, las comidas apestosas en un autobús o el metro, y la vida dentro de cuatro paredes. Fue un sí, un sí a la libertad. Me arriesgué aunque no sabía lo que aquello iba a cambiarme a nivel personal, mental y hasta físicamente (tantas cuestas para subir y bajar a casa se compensaba con esas deliciosas comidas a todas horas).

Yo ya había sido educadora de menores inmigrantes no acompañados procedentes de Marruecos, en su mayoría. Esa era la relación que yo tenía con Marruecos: chavales "busca vidas", revoltosos, a mi parecer mal educados en muchas ocasiones, a los que tenías que insistirles para que usaran un cubierto...


Mi trabajo en Tánger consistía en ser educadora en un centro para menores que han pasado una situación de calle o que son un blanco perfecto para acabar así. Y, aunque eran turnos de 24 horas, luego tenía muchos días libres a la semana. Los tres primeros días tuve que pasar un período de prueba/formación. Por lo que no vi absolutamente nada. La sorpresa llegó cuando uno de mis chicos del centro de acogida de España, que había cumplido su mayoría de edad hacía unos meses, me llamó invitándome a enseñarme Tánger, la ciudad de la que tanto me había hablado, y de su familia, a la que había pasado cuatro años sin ver, por su minoría de edad, y que tanto había echado de menos.

Desde que entré por la puerta de su casa supe que aquella era mi familia. Todo eran agradecimientos, buenas palabras, risas y un cous-cous que me supo a gloria. Pasamos una tarde estupenda y luego, como es costumbre en Marruecos, me invitaron a quedarme a dormir. Lo que iba a ser un paseo turístico por la ciudad se convirtió en tres días de convivencia en aquella casa, en aquel barrio. Me invitaron a pasar mi primera fiesta del cordero con ellos, me llamaban cada día que trabajaba o no podía ir a casa, me invitaron a bodas, hablaban bien de mi a sus vecinos...


Ahí fue donde empecé a conocer el verdadero Marruecos, a aprender árabe sin quererlo, a gozar del tiempo sin prisas (algo que olvido cuando salgo de allí), a ver el sol esconderse desde los mejores lugares que podáis concebir, a salir a la puerta de la calle todas las veces que podía, a embelesarme con la vida humana, con el juego de los niños en la calle, con la risa contagiosa... Y es que ese podría ser mi resumen de Marruecos: la vida, tal y como es. Un niño que hace una trastada y otro adulto que no sea su progenitor pueda tirarle de una oreja si hace falta, una claridad del alma. El barrio es algo que me conmueve. Puedes hacer toda tu vida en tu barrio desde que naces hasta que mueres. Ser de ese barrio en cuestión te determina, te dice quién eres, quiénes serán tus amigos, cuántas habitaciones tendrá tu casa y, posiblemente, de dónde será tu esposa, esos centros sociales por excelencia de tu barrio donde te cortan el pelo, tu "baqaal" (porque vas al que te corresponde, no a otro), esas luces navideñas que cuelgan desde la azotea para recordarte dónde es la boda que te toca este fin de semana, los "play" donde todo es legal... 


Mi situación económica no me permitió conocer muchos lugares, pero aprendí lecciones que me sacudieron para siempre. Muchas de ellas, tras la vida en el pueblo. Cuando digo "pueblo" digo una casa aquí y la otra a paseo, digo sin electricidad en muchísimas casas y agua en ninguna. Ver que el hijo pequeño falta al cole de vez en cuando para ayudar a su mamá, ir a por agua, sacar el ganado, ir a la ciudad a por víveres... El Marruecos más duro, más auténtico, más real.

Siempre digo con ese acento: "Ana sbanioliya, welakin l9alb dyali tanjawi". Que viene a ser "soy española pero mi corazón es tangerino". Y es así. Fuera de allí nunca me siento llena porque siempre me falta eso, mi Tánger. Son tantas cosas que me daría para escribir cientos de entradas más pero que me conformo leyendo todo lo que Carlota hace y dice por mí. Lo que escribe es lo que pienso, lo que siente es lo que siento. Gracias por darme la oportunidad de transmitir un 5% de lo que he vivido en mi paraíso terrenal.


¡Dima Maghreb! Viva drari tanjawi o di lhawma di chouk."


Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.