17 de noviembre de 2015

SÍ ES ALGO PERSONAL

Mounir es un joven marroquí que entiende perfectamente español pero se expresa mejor en inglés. De hecho, lo hace tan bien que, con el mensaje que me ha enviado, me ha emocionado como hacía tiempo que no me emocionaba.

"Hola Carlota. Antes de nada quería agradecerte la enorme labor que haces con tu blog. Para mí ha sido un gran descubrimiento. Nunca había conocido antes a un extranjero que se acercara tanto y tan bien a la cultura y a las costumbres marroquíes, con la mente abierta y el alma libre de prejuicios. He visto turistas en Marruecos toda mi vida pero siempre tuve la sensación de que no conocían realmente el país porque lo miraban desde la distancia. Tu experiencia, por el contrario, es muy diferente. Con tu forma de escribir, que es de una calidad indiscutible, nos abres una ventana a tu corazón. No debe ser fácil mostrar tus sentimientos de forma tan clara, mucho menos aún cuando encima tienes que escuchar según qué cosas. Pero es el precio a pagar por ser diferente, por pensar de otra forma y por intentar ver y entender el mundo de otra manera. Muestras la cara más amable de Marruecos pero la cara más dura no te ciega. No pares, Carlota. Sigue adelante, vas por el buen camino. (...) He visto que hace ya tiempo que no actualizas la página y no sé cuáles son las razones por las que has dejado de escribir. Lo único que sé es que cada vez que leía algo de lo que ponías aprendía muchas cosas, sentía una energía muy positiva y confiaba en que la esperanza aún no está perdida. Como es lógico, no siempre estaba de acuerdo con tu opinión pero tus ideas nunca dejaron de darme luz. Respeto y admiro mucho tus experiencias. Siempre me ha encantado escuchar tu voz, especialmente en momentos delicados como los que estamos viviendo. No te imaginas la de cosas buenas que nos aportas a todos los que disfrutamos con tu trabajo. Sé que tratar con marroquíes a veces no es fácil. Tenemos nuestra propia mentalidad, nuestra propia concepción sobre lo que es el progreso, nuestra idea de cómo deberían ser las cosas. Sabes bien que tenemos una parte muy positiva pero también defectos horribles, además de múltiples contradicciones. Nuestras cicatrices y nuestros puntos débiles. Pero el mundo es un lugar complicado y a menudo nuestros sueños no se hacen realidad. Por eso, hay momentos en los que deberíamos amar a las personas por como son, no por lo que nos gustaría que fueran. Te escribo hoy para saber si estás bien, si todo va bien... Parece que has dejado de escribir pero es nuestra tarea - la de aquellos que creemos en tu trabajo - permanecer fieles a aquella persona que una vez nos hizo creer que otro mundo es posible. Cuídate mucho, Carlota. Te deseo de corazón todo lo mejor en tu vida personal y profesional. Tus ideas irán con nosotros aunque tú te hayas marchado. Un abrazo fuerte amiga!"


16 de noviembre de 2015

ANTES QUE PARISINOS, SOMOS HUMANOS

Imagínate que lo de París ocurriera en nuestro país cada día, cada varias horas, durante años. Para, para. Que sé que no te lo has imaginado en serio. Lo has oído tantas veces que ya ni lo escuchas. Ni quieres escucharlo. Va, imagínatelo. Imagínate vivir en primera persona esas imágenes cada día. Cada santo día en nuestras calles. Cada varias horas en nuestros barrios. Durante 5 años. Los mismos gritos, estampidas, tiros y cadáveres por la calle. Pero sin ambulancias ni hospitales a los que ir, porque ya no existen. Por error, también los bombardearon todos. La misma sangre derramada por todas partes, aunque algunos la vean diferente. ¿Has pensando ya en el olor? En el dolor no, eso es inimaginable. Imagina a tu madre ya casi sin pelo por la tensión, los nervios y el horror. Con problemas respiratorios severos. Y a tu hermana chirriando los dientes desde hace meses por el trauma provocado. Y a tu chica bajo los escombros. Completamente irreconocible. Porque no es tu chica, bobo. Son daños colaterales. Imagínate ahora que para huir de toda esa mierda tienes que negociar con mafiosos y pagarles miles de euros, sin que eso sea garantía de nada. ¿Te has imaginado ya tu vida con el.continuo sonido de misiles, explosiones y kalashnikovs? Imagínate que consigues el dinero y para llegar a algún destino mínimamente seguro tienes que montarte en barcas hinchables durante horas o días con tus pertenencias encima. Si es que aún te queda alguna. No se te olvide que hace años que no trabajas, que no tienes acceso a agua potable ni a alimentos. No hay agua. No hay pan. No hay. Que tus hijos nunca han ido al colegio y que tus hermanos han dejado de estudiar. ¿Qué va a ser de ellos? Imagínate que llegas a tierra y, tras saltar una valla con cuchillas, los policías - y los que no son policías - te reciben con palos, disparos y zancadillas. ¿Te has imaginado ya el frío en la noche y la lluvia empapándote continuamente sin tener ropa para cambiarte? Imagínate que consigues pasar todo eso y te acogen en un campo de refugiados. Rodeado de personas que, como mínimo, han pasado lo mismo que tú. Ancianos, discapacitados y gente mutilada también. Todos. ¿Te has parado a pensar en lo que deben pensar que es la vida esos niños que no conocen otra cosa? Imagina que llevas meses viviendo a la intemperie, esperando a que los que han provocado que tú estés donde estás decidan si podéis entrar 1000 o 1100 como tú. Imagina que una noche todo lo que tienes, que es nada, aparece calcinado por las llamas provocadas por personas a las que tu presencia parece amargarles la existencia, por ser un estorbo sin precedentes. ¿Lo has imaginado ya de verdad? Y ahora bien... ¿te parecería muy descabellado que algún compatriota tuyo fuera al país de alguno de los que han llevado a tu país a esa situación y cometiera una locura? De que para hacerlo utilice las mismas armas que le han vendido entre ataque y ataque los mismos que ahora no le dejan marcharse... de eso mejor ni hablamos porque lo explica todo. ¿Tan inesperado, descabellado, fuera de lugar y sorprendente os parece? ¿En serio? ¿Tanto? ¿TANTO? Y, después de todo, imagina que los vecinos del país que te acoge - esos que nunca tendrás - ondean la misma bandera que va sellada en los misiles que vuelven a caer en tu casa, en tu calle, en tu barrio. Otra vez. Otra puta vez. ¿Despertamos ya o hay que esperar a escuchar nuevas explosiones para hacerlo?