26 de diciembre de 2016

TERRORISMO MACHISTA

¡¡¡Alzando la voz hoy en el periódico de mi ciudad, en el "Diario de Burgos"!!! :D :D

¿Cuántas personas han muerto este año por terrorismo en España? Cero. Ninguna. Ninguna desde 2009. ¿Y cuántas mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas? Sólo este año casi 50. ¿Y desde 2009? Unas 450. ¿Por qué no se le da entonces la importancia que tiene? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares de una vez por todas? Y por todos. ¿No son suficientes mujeres aún? ¿Cómo es posible que la cobertura mediática que se le da a una lacra indiscutiblemente escandalosa sea tan escasa, vergonzosa, inhumana e injusta? ¿Qué problema hay en llamar a las cosas por su nombre? ¿A quién no le interesa que se haga? ¿A qué estructura social-cultural-política-económica le podría perjudicar que la sociedad se tomara en serio este drama? Terrorismo yihadista, terrorismo etarra... ¿Qué día vamos a hablar, por fin, de terrorismo machista? ¿Qué más tiene que pasar? ¿Qué más? ¿CUÁNTAS MÁS?


20 de diciembre de 2016

¿CUÁNTAS VECES?

¿Cuántas veces has dejado de ir a un sitio únicamente porque sabías que te tocaba volver a casa solo? ¿Cuántas veces le has pedido a un taxista que, por favor, no se vaya hasta que te haya visto entrar en el portal? ¿Cuántas veces has sentido que ni siquiera eso podría garantizarte el llegar bien a casa? ¿Cuántas veces has mirado hacia atrás antes de abrir tu portal? ¿Cuántas veces le has mandado a tus colegas los datos del coche o del conductor que te lleva? ¿Cuántas veces has mirado, desde fuera, en el reflejo del espejo del portal, si había alguien dentro? ¿Cuántas veces has pensado que qué lento se cierra el ascensor y no precisamente porque llegaras tarde a un sitio? ¿Cuántas veces le has tenido que pedir a tu pareja, a tu amigo o a tu padre que te acompañe para no ir solo a ciertas horas? ¿Cuántas veces te has cambiado de acera porque venía un hombre de frente? ¿Cuántas veces has cogido del brazo a un chico desconocido para que crean que estás con él? ¿Cuántas veces te has cruzado de noche con alguien y has respirado al pensar "uuf… no me ha dicho nada"? ¿Cuántas veces has fingido hablar por el móvil para intentar evitar que se dirijan a ti? ¿Cuántas veces te has dejado los cascos puestos pero has apagado la música para escuchar cualquier mínimo ruido? ¿Cuántas veces le has insistido a tu amigo para que te escriba sin falta cuando haya llegado a casa? ¿Cuántas veces te has quedado sin aire al darte cuenta de que ese coche ha bajado la velocidad para ir al ritmo al que tú caminas? ¿Cuántas veces te has acercado a una pareja para que ese tipo entienda que no vas solo? ¿Cuántas veces te has asustado de madrugada en tu propio garaje? ¿Cuántas veces has dejado de poner tu nombre en el buzón para evitar que sepan que vives solo? ¿Cuántas veces eliges ese asiento en el metro “por si acaso” y no sólo porque esté libre? ¿Cuántas veces te has sobresaltado porque un chico vaya detrás de ti varios segundos cuando caminas solo? ¿Cuántas veces te has sentido aliviado al comprobar que era una chica? ¿Cuántas veces te has metido en un sitio con gente para esperar a que se aleje un hombre? ¿Cuántas veces has cambiado tu recorrido para ir más tranquilo por calles en las que sí circulan coches?¿Cuántas veces has vuelto prácticamente corriendo a casa para tardar el menor tiempo posible? ¿Cuántas veces has llegado a casa con la respiración acelerada, notándote los latidos del corazón en el cuello, sin una causa aparente? ¿Cuántas veces has pensado en comparte un spray y no precisamente para hacer graffitis? ¿Cuántas veces vas por la calle con las llaves bien sujetas entre los dedos?
¿Cuántas veces lo has hecho, además, de forma natural, asumiendo que son cosas normales que hay que hacer? Puro instinto. Sin que nadie te lo haya enseñado. Dime, hombre, ¿CUÁNTAS? Y si alguna vez lo has hecho, ¿para protegerte de qué? O, mejor dicho, ¿de quién?

Secuencia del corto francés 'Au Bout de la Rue', sobre el miedo de las mujeres a volver solas a casa. 

¿Dónde queda vuestra empatía y, sobre todo, vuestro respeto? ¿Cómo podéis llamar exagerada, paranoica e incluso nazi a cualquier mujer que hable de la realidad cotidiana con la que convive? Una realidad que en su cara le negáis. ¿No tenéis madres, hermanas, primas o amigas... con las que hablar? ¿O es más cómodo hacer oídos sordos y, si algún día les pasa algo, ya lloraremos? Claro que sí, con lo sano que es llorar.

19 de diciembre de 2016

TODOS MERECEMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

"Ya ha dicho un juez, con la ley en la mano, que si el chaval al que grabaron las cámaras de seguridad a plena luz del día en el portal de su casa, esperando a su novia para tirarla de un golpe, darle patadas y puñetazos mientras está en el suelo y arrastrarla por el rellano cogida de los pelos, para subir así con ella las escaleras, no tuviera antecedentes penales no debe entrar en la cárcel porque tampoco es tan grave. Si su historial está oficialmente limpio, les condenan a que no se acerquen mucho a ellas, joder. ¿De verdad que no os vale con eso? Ya le ha pedido perdón y le ha prometido que no volverá a ocurrir. Todos merecemos una segunda oportunidad. Lo que no tiene perdón es lo vuestro. Aprovechar la publicación de unas imágenes en las que se ve a una mujer agredida por su pareja para denunciar que hay miles y miles de mujeres agredidas por sus (ex)parejas es de ser muy miserable y oportunista. Además, ella no le ha denunciado nunca - ni siquiera después de que las imágenes se han hecho públicas en televisión - así que igual es que no le duele tanto, ¿no? ¿O qué sois ahora? ¿Adivinas? Si se quieren y ella no ha decidido marcharse de casa, ¿quiénes sois vosotras para meteros en su relación de pareja? Mira que sois malas y envidiosas, ¿eh? Igual fue sólo casualidad que la agrediera precisamente a ella (no lo sabéis, no estáis en si cabeza) y os atrevéis a llamarle maltratador y machista sin conocerle de absolutamente nada. ¡Con lo que él quiere a su madre y a su sobrina! Encima la novia ya sabe que él tiene a veces un pronto un poco malo y aún así se viste como le da la gana, sale por ahí con quién quiere sin darle a él explicaciones y vuelve a casa cuando le parece. ¿Esta qué se cree? ¿Qué esperáis? ¿Que encima la respete cuando es evidente que ella no lo hace? Qué pesadas sois con vuestros derechos y vuestras libertades, colega. ¡Qué cansinas! Además, sabiendo que mi vecino se ha separado y está pagando una casa en la que no vive, ¿cómo tenéis la desfachatez de denunciar otras realidades de este país? Qué sinvergüenzas, en serio. Qué sinvergüenzas. ¿Tan malfolladas estáis que no podéis dejarnos tranquilos ni un día? ¿Por qué no nos dejáis vivir en paz de una vez por todas? ¡Todo el día viendo fantasmas donde no los hay! ¡Todo el día persiguiéndonos y acosándonos! ¡Nazis! ¡Que sois una panda de nazis asquerosas sin escrúpulos!"

Realidad en España, siglo XXI.

18 de diciembre de 2016

LA MATÉ PORQUE ERA MÍA

Apenas tienes 25 años, trabajas como ingeniera y vuelves a casa de madrugada tras disfrutar de tu cena de empresa. Entras en el portal de tu casa - en la que vives con varias amigas - y, antes de poder acceder al ascensor, alguien te está esperando para apuñalarte hasta matarte. Son así de valientes. Más de 10 puñaladas en el pecho y el cuello. No te roba, sólo te quiere quitar de en medio. Que estés viva le molesta. Te asesina, te deja tirada en tu propia sangre y se larga. Un vecino encuentra tu cuerpo a las 6 y media de la mañana y todo lo que eres, absolutamente todo, termina ahí. Para siempre. Mientras, la prensa sigue diciendo que apareciste muerta, no asesinada. Como si fuera un matiz sin importancia. Y la gente sigue pensando que no son horas de volver a casa sola. Como si parte de responsabilidad también fuera tuya.

Y así cada día. Cada maldito día. Nos siguen matando mientras nos siguen queriendo hacer creer que son exageraciones y paranoias nuestras, que el machismo no es tan grave ni tan serio como nosotras, precisamente nosotras, lo pintamos y que qué hacemos luchando por la igualdad si no sólo ya disfrutamos de ella sino que encima tenemos privilegios evidentes. Decídselo a la familia de Ana María.

¿Qué día empezamos a tomarnos esto en serio?


5 de diciembre de 2016

EL PAÑUELO TIENE EL VALOR QUE TÚ LE DES

Es increíble la cantidad de mujeres que, tras mi viaje a Irán, me dicen que a quién se le ocurre ir a un país en el que te obligan a ponerte un pañuelo sólo por ser mujer. Como si no hubiera nada más denigrante en esta vida. Como si eso fuera lo más importante a tener en cuenta antes de visitar una cuna de civilizaciones. Para entrar al Vaticano - o para entrar en misa durante mi etapa en un colegio católico - es requisito indispensable cumplir unas normas de vestimenta. Para entrar en Irán, igual. Ni que decir tiene que, como imposición que es, me parece opresivo e injusto. Pero no por mí, que sólo estoy de paso y voy de buena gana y de forma voluntaria, sino por los millones de mujeres iraníes que lo llevan obligatoriamente toda su vida. Aunque, repito, ojalá lo más grave para los ciudadanos en Irán fuera eso. Para una extranjera que va de vacaciones es sólo un complemento más. Un complemento que te protege del Sol que pega, especialmente en verano, y que resulta insignificante si lo comparas con la cantidad de realidades, personas, monumentos, historias y paisajes que te permite conocer. Si me dicen que para conocer Birmania tengo que llevar siempre un collar, me pongo un collar nuevo cada día. Si me dicen que para visitar Senegal tengo que ir vestida de color azul, me llevo azul hasta el pijama. Y si me dicen que para estar en Irán tengo que llevar un pañuelo, me llevo varios de casa y me compro otros tantos allí, en cualquier bazar. ¿Un pañuelo a cambio de uno de los mejores viajes de mi vida? Fair enough, que dirían aquellos. No pasa nada. Firmo. Es sólo tela. Sigo siendo la misma. Solo que ahora, además de haberme puesto en la piel de muchas mujeres, tengo decenas de experiencias nuevas en la mochila gracias, entre otras cosas, a llevar un pañuelo de aquella manera (como lo llevan ellas). ¿Vuestro valor como mujer os lo da u os lo quita el llevar una tela en la cabeza? ¿Qué sois? ¿El ayatolá Khomeini?


9 de noviembre de 2016

AL CALOR DEL HOGAR

Durante el tiempo que viví en Barbastro (Huesca) iba a menudo a Galdakao (Bilbao) por motivos de trabajo. Para el que no lo sepa, "ir de puesta en marcha" para un ingeniero es, básicamente, marchar a una ciudad (a veces de otro país y de otro continente) durante días, semanas, meses... a poner a punto una máquina mientras vives en un hotel y trabajas más horas de las que trabajas en tu puesto de trabajo habitual. En el peor de los casos, que era el mío, vas tú solo. Sin otros compañeros de trabajo. Zigor y Fouzia viven allí y siguen mi blog desde hace mucho tiempo. Cuando se enteraron de que estaría por la ciudad quisieron conocerme y, a mí que me gusta mucho una quedada, no pude decir que no. Los visité en varias ocasiones; me acogieron en su casa, me enseñaron zonas de Bilbao que no conocía como el famoso barrio San Francisco, cenábamos juntos... Era como si los conociera desde hacía mucho tiempo.



Una de aquellas veces, para mi desgracia, pillé una de esas gastroenteritis que hacen que pases, literalmente, toda la noche en el baño y, en vez de ir a trabajar, acabé en Urgencias. Después de subir aquella cuesta que me pareció eterna, hasta el hombre del mostrador del hospital se quedó en shock al ver mi lamentable aspecto. "Espera, espera que te traigo una silla de ruedas". Para mi sorpresa, mientras Fouzia trabajaba, Zigor vino a verme al hospital sin avisar. Y cuando salí, mientras Zigor trabajaba, Fouzia me cuidó como una madre pero teniendo mi edad. En vez de pasar mi pena sola en la habitación de un hotel de una ciudad "desconocida", la pasé con ellos. Con siestas con manta en el sofá y hasta el gato dando mimos. Con cremosos purés de calabaza, limonadas naturales, tés morunos, pastas marroquíes y bizcochos de chocolate que la rabatía hacía. En un hogar, que es donde mejor se pasan las penas. Y no solo eso sino que, cuando me fui, lo hice con tuppers de maravillosos briwat de pollo bajo el brazo. ¡Briwat de pollo caseros! ¡Briwat de pollo caseros con ese saborcillo que le dan los condimentos! Y, por si alguien aún no se había dado cuenta, a mí se me conquista por el estómago.



Y algunos aún creen que yo me levanto cada mañana con ganas de hundir Marruecos con mis superpoderes mágicos... ¡Muy, muy tonta tendría que ser para morder la mano de quien me cuida y me da tan bien de comer! <3 p="">
Zigor, Fouzia... gracias por tanto a cambio de nada.
¡Nos vemos muy pronto! :D (Inchallah)

6 de noviembre de 2016

POR ELLAS

Creo que no es la primera vez que digo que lo que más me gustó de Irán fueron sus mujeres. No he tratado con gente más rebelde en mi vida. Mujeres con las que conversamos, de tú a tú y sin muros de por medio. Mujeres que nos acogieron en su casa, sin pedirnos nada más que compañía, y con las que descubrimos lo dura que es la realidad en ciertos lugares. Eran chicas como yo, como Cris y como Eva. Más jóvenes. Con niños que ya iban al cole. El reloj biológico de otros así lo había querido para ellas. Personas con sueños, con ilusiones y con ganas de vivir. A pesar de todo. De experimentar, de descubrir y de sentir. Jóvenes que se reían con las mismas cosas que nosotras y disfrutaban como disfruta cualquier ser humano. Nos preguntaban que si nos gustaba nuestro "marido". Una de tantas preguntas que nos hacía pensar. Vacilaban con sus primas y hermanas sobre los mismos temas que vacilo yo con mi gente mientras no dejaban de hacernos preguntas sobre nuestros viajes y nos pedían que les enseñáramos fotos. Continuamente. Andaban por casa como cualquiera, descalzas, con sus leggins negros, su camiseta de manga corta y su moño mal arreglado. Pero por la calle llevan chador. "¿Cómo me va a gustar llevar esto? Es sólo que mi marido es muy celoso". Os prometo que hiela la sangre la naturalidad y normalidad con la que hacen ciertas afirmaciones. "Resignación, Carlota. ¿Qué voy a hacer?". Ni siquiera había elegido con quién casarse. Chavalas coquetas y presumidas que visten de riguroso negro y dejan aparcado el maquillaje para poder entrar a la Universidad. Aunque haya carreras, como la que yo estudié, a la que tengan prohibido el acceso. Les comentábamos que nos había llamado la atención que en el vuelo a Teherán sólo una única mujer llevara la cabeza cubierta. Con un hijab verde oscuro. Y nos miraban con cara de "¿y de qué os extrañáis?" Les obligan a ser musulmanas. O, mejor dicho, a parecerlo. Porque podrán imponer leyes y normas, pero jamás impondrán creencias. Mucho menos a un pueblo culto. Jamás.


12 FRASES CLAVE PARA RECONOCER A UN MACHISTA DE MANUAL

Que el mundo es un lugar machista parece una verdad innegable. Pero basta con salir a la calle - o entrar en cualquier red social - para darse cuenta de que hay millones de hombres y, lamentablemente, millones de mujeres que no sólo no son capaces de verlo sino que te harán creer que estás loca por hablar de ciertas evidencias. Si bien es cierto que el machismo de much@s resulta sutil, elegante y está perfectamente interiorizado, el de otros... el de otros ofende, como decía aquella, a cualquiera que tenga más sentimientos que un felpudo. Ellos solo se delatan, escupiendo esas frases míticas de todo "Machista de manual".

1. Eres una amargada. Odias a los hombres.
Para el imaginario machista, toda mujer que luche por que se le reconozcan capacidades y derechos que tradicionalmente han estado reservados sólo al colectivo masculino, es una amargada que quiere que los hombres se mueran. Además de fea y, por encima de todas las cosas, malfollada. Las dos neuronas son incapaces de elaborar una teoría más elaborada y hasta ahí pueden leer.

2. ¿Cómo voy a ser machista si quiero mucho a mi madre y a mis hermanas?
Los jefes que pagan menos a sus empleadas por ser mujeres también tienen esposas. Los dueños de discotecas que obligan a sus camareras a llevar escotes imposibles también tienen hermanas. Los violadores también tienen madre. Los responsables de mafias de trata de blancas también tienen hijas. Y así con todo.

3. Lo que pasa es que eres una envidiosa.
Siempre que haya mujeres feministas recriminando actitudes machistas a mujeres que aparecen en televisión, aparecerá el machito de turno diciendo que a ti lo que te pasa es que eres una envidiosa rabiosa. Por todos es sabido que la aspiración máxima que puede tener cualquier mujer es un buen par de tetas y un culo bien puesto.

4. Conduces muy bien para ser mujer.
Si conduces bien, tienes buena orientación, eres buena en ciencias o sabes arreglar ciertos aparatos... es porque lo haces como un hombre. Sin embargo, si lloras, eres sensible o muestras tus sentimientos eres una nenaza. Recuerda, los niños no lloran.


5. ¿Por qué no hablas de que cuando hay un divorcio ella se queda con la casa?
No falla. Cuando hablas del nuevo asesinato de una mujer a manos de su pareja, no tarda demasiado en salir el filósofo de turno recriminándote que porqué no dices que cuando un matrimonio se divorcia la casa se la queda ella. Como si existiera una relación lógica entre ambos sucesos. ¿Y por qué no hablas de los hombres maltratados psicológicamente por sus mujeres? Como si ambas luchas fueran incompatibles y/o excluyentes.

6. Yo no soy machista, cuido y protejo mucho a las mujeres.
Comos si fuéramos flores. Cuidar y proteger, esas dos palabras que pueden volverse tan peligrosas. Según la RAE, cuidar es "ocuparse de una persona que requiere de algún tipo de atención o asistencia, estando pendiente de sus necesidades y proporcionándole lo necesario para que esté bien o esté en buen estado." Si fuéramos iguales no sería la mujer la que siempre tiene que ser cuidada por un hombre. Por pura definición, nadie tiene una actitud paternalista con alguien que está a su mismo nivel.

7. Si se pone esa ropa es porque le gusta que le digan cosas.
Uga, uga, uga. El mundo gira alrededor de mi pene. Uga, uga, uga. Es curioso observar cómo aquellos a los que decir, en plena calle y entre babas, opiniones que nadie les ha pedido sobre el aspecto de una mujer son los que más se ofenden cuando otro se lo dice a su hermana, a su hija o a su mujer. Si tan maravilloso y romántico es, ¿por qué te molesta que lo hagan otros con tus chicas?

8. Hay muchas denuncias falsas de mujeres y de eso no dices nada.
Hacer de la excepción, la regla. Como bien se publicó recientemente, sólo el 0,4% de las denuncias por violencia de género hechas en España son falsas. Y, por si no te habías dado cuenta, son precisamente ese tipo de denuncias las que hacen que se dude, se desacredite y se desconfíe de las que realmente han sufrido un abuso sexual. Las que hacen que hasta jueces pregunten a las denunciantes si "¿cerró usted bien las piernas?"


9. Yo ayudo mucho a mi mujer en casa.
Como si las tareas de casa fueran, efectivamente, labor de la mujer. Y también ayudo mucho con los niños. Como si los niños fueran sólo de ella. A algunos sólo les falta añadir que mira si son buenos hombres que hasta, sentados en el sofá, levantan los pies para que su chica pueda pasar bien la fregona.

10. ¿Qué pasa? ¿Estás con la regla?
O eso o, una vez más, necesitas un buen polvo. Una de dos. Si no, no es normal que una mujer quiera ser tratada como un ser humano. No es normal.

11. Ni machismo ni feminismo, igualdad.
Basta con haber abierto un diccionario al menos una vez en la vida para saber diferenciar ciertos términos.

12. Eres una feminazi.
El termino estrella, la palabra clave presente en toda boca de un/a machista de manual. Que las mujeres queramos ser tratadas como lo que somos hace que salten todas las alarmas y ¿qué mejor opción que criminalizar su lucha para hacer que el mundo las odie? Los nazis mataron sólo en Auschwitz a casi 6 millones de personas. ¿A cuánta gente ha matado el feminismo en su historia? El machismo, sin embargo, mata cada día pero las nazis somos las que intentamos erradicarlo. Gracias a ciertas feminazis, ahora podemos votar, tener una cuenta corriente y salir de casa sin autorización de un hombre. ¿De verdad eres tan, tan, tan sumamente miserable como comparar a esas mujeres - muchas de las cuales dieron su vida para que otras tuviéramos derechos - con Hitler y compañía? ¿De verdad?

16 de septiembre de 2016

Y... ¿PARA QUÉ ESTÁS EN INGLATERRA?

Tenía 22 años, carnet de coche, carrera de ingeniera terminada y, supuestamente, buen nivel de inglés. Lo suficiente para que la sociedad confirme que vas por el buen camino. ¿Ya me puedo ir? Era, pues, el momento de hacer lo que llevaba años rondándome la cabeza. Marcharme un año fuera. A vivir, con todas las letras. Era libre, no tenía nada que perder y podía haber elegido entre millones de destinos. Pero me decanté por Londres. Me dejé llevar por la inercia y, aunque aquellos meses en Inglaterra no crecí nada, a día de hoy estoy convencida de que si no hubiera pasado por allí ahora no sería quien soy. Como ya he contado alguna vez, vivía con una familia de madre inglesa y padre francés. Trabajaba como au-pair haciendo cosas de casa, llevando al niño al colegio cuando hacía falta, cocinando muy de vez en cuando... Y los fines de semana, siempre que podía, trabajaba como babysitter en casas que no eran la mía. Podría traducirse como niñera pero, en algunas ocasiones, no llegué ni a ver los niños. El trabajo más cómodo que he hecho en mi vida y, además, bien pagado. Llegaba a las 8 de la tarde aproximadamente, cuando los críos ya llevaban un buen rato durmiendo, y me marchaba sobre las 2 de la mañana cuando los padres volvían de su cena, fiesta or whatever. Un chollo, vaya.


Parece que me invento las condiciones meteorológicas siempre que hablo de Inglaterra para darle más drama al asunto, pero es cierto. Aquella noche de Diciembre de 2012 llovía a mares y la niebla no te dejaba ver casi ni por dónde caminabas. No había nadie por la calle a esas horas intempestivas de la tarde y, caminando, llegué a mi destino. Abrí la verja de la casa y siguiendo el caminito, me dirigí hasta la puerta. Me abrió una mujer que no podía ser otra cosa que inglesa, pero de eso me di cuenta más tarde. Detrás de ella estaba él. El hombre. El mismísimo Hassan II de Marruecos (padre del actual monarca Mohamed VI). En pintura, claro. ¡Dios me libre! Un enorme cuadro de Hassan II me daba la bienvenida al que, por unas horas, iba a ser mi hogar. Había estado varias veces en Marruecos y sabía bien quién era el señor de aquel cuadro. Perdón por lo de señor. No recordaba haber visto nunca uno en el Magreb así que encontrármelo de frente y en pleno Londres fue muy chocante. Pensé, la cosa se pone interesante.


Hice como que no había visto nada y, después de las presentaciones y de las instrucciones básicas, la pareja se fue de cena. Con mi DVD de la serie Prison Break en la mano, me dirigí al salón y cuál fue mi sorpresa que el mueble blanco de la televisión - que ocupaba toda la pared - estaba lleno de libros de Marruecos. De historia, de decoración, de fotografías, de rutas, de viajes... Lleno. De todo. La mayor biblioteca del Magreb en la que he estado en mi vida. Dejé a mi queridísimo Michael Scofield tirado en el sofá y me pasé la noche cotilleando. Cogiendo y dejando. Devorando libros. Así pasé más de 6 horas hasta que, de madrugada, volvió el matrimonio con el típico pedo inglés. Tal cual os los podáis imaginar. Tal cual. Aún a riesgo de parece poco polite, no me pude callar y les pregunté directamente que a qué se debía todo aquello. Me contaron que durante 10 años habían vivido en Marrakech. Tenían un riad en la ciudad pero nació su bebé y consideraron que era más oportuno criarlo y educarlo en su país de origen. Decidieron vender el hotel y volver a casa, pero la pasión y el cariño con el que hablaban del país africano era genial. Como no podía ser de otra forma, yo también me vine arriba y, después de un rato compartiendo ilusiones, el padre de aquella familia me preguntó: "Y si sabes que en Marruecos estás feliz... ¿para qué estás en Inglaterra?"

Os juro que escuché el grillo ese que suena en las películas cuando nadie quiere dar la cara. Cri, cri... Cri, cri... Piensa, Carlota. Piensa. ¿Por qué estás aquí? Vamos, algo tiene que haber. ¿Por qué? Eo, eo, eo. ¿Hay alguien ahí, pelirroja? I don't know, le dije finalmente. No sé, para aprender inglés. Soné tan convincente como una piedra y el hombre me contestó: Come on, inglés ya sabes y lo puedes aprender en cualquier sitio... Tierra llamando a Carlota, ¿me recibes? ¿Por qué sigues aquí?, volvió a repetir. Ya, no sé... 


Maldita sea. Llevaba meses viviendo allí, acostándome algunas noches llorando sin saber muy bien porqué, y no había sido capaz de hacerme esa pregunta. Seguramente por eso, porque no tenía respuesta. Pero sabía muy bien que cuando realmente deseas algo, cuando lo quieres de verdad, el mundo entero conspira para que lo consigas. Y me fui. Me fui a casa corriendo, sin importarme demasiado llegar empapada por ir saltando de charco en charco. Sin cambiarme de ropa, encendí el ordenador y, en la misma web en la que había encontrado a mi familia inglesa, busqué alguna familia marroquí que me pudiera necesitar. Puse "Marruecos" directamente en el filtro y voilà! ¡Tres familias buscaban chica! Dos de ellas, a una francesa. Shit! Y, la otra, a una española. ¡Encima sólo querían que enseñara español a sus dos hijos! ¿Qué más podía pedir? La vida es corta y la suerte es lenta, así que les escribí aquel viernes de madrugada, adjuntándoles en el mensaje el link de mi post "Cosas que he aprendido en Marruecos", y me contestaron el domingo después de comer. Por la tarde, mientras trabaja en otra casa, hice un Skype con ellos y... ¿me creéis si os digo que ese mismo martes ya tenía mi vuelo a Rabat? 

Mi última noche en Londres la pasé entre lágrimas, pero esta vez sí sabía porqué lloraba. De emoción. De ilusión. De ganas. De alegría. De vida. De pura energía. Dejé todo lo que tenía allí, que era nada, y aposté por lo que me hacía feliz. Quise escribir yo el guión de mi historia porque dejar que lo escriban otros es una muerte anunciada. Escuché a mi intuición, fui donde me llevó el corazón y la vida acabó dándome la razón. Ya lo dice Keny Arkana, la verdad está en ti y vale  mucho más que todo lo establecido. No sé cuántas veces he escuchado ya eso de que fui muy valiente por irme a vivir Marruecos. ¿Valiente? ¿Valiente de qué? Valiente es ser consciente de los riesgos y asumirlos. Valiente hubiera sido quedarme en un lugar que me estaba consumiendo sin saberlo. En una ciudad en la que no era capaz de ser yo. ¿Qué riesgo iba a correr en África? ¿Dejarme el corazón allí? Joder, a buenas horas...

14 de septiembre de 2016

POR FAVOR, APAGA ESA MIERDA YA

Nunca. Nunca he conocido de cerca una noticia y, al verla contada en televisión, he sentido que se estuviera diciendo toda la verdad. Jamás. De hecho, no sólo eso sino que en la mayoría de ellas se mentía. Se mentía descaradamente.Ocultar la verdad cuando se supone que te dedicas a informar es grave. Pero inventar y decir mentiras, manipulando así la opinión pública, tiene delito. Y es que, como dice la canción, una noticia mal contada es un asalto a mano armada. La mayoría de esas noticias apenas tenían mayor trascendencia a nivel nacional. Mucho menos internacional. Pero se mentía. Se decían verdades a medias. Se tergiversaba la información sobre sucesos sin aparente relevancia. ¿Qué no harán entonces con acontecimientos que afectan a la economía, la seguridad y la organización mundial?



Acababa de cumplir 12 años cuando ocurrió el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York. Aunque no la había visitado nunca, era una apasionada de la ciudad. Me pasaba horas leyendo libros sobre ella, viendo fotografía, devorando reportajes... Y aquel 11 de Septiembre, los dos símbolos más emblemáticos
de Manhattan fueron atacados y derribados. No hacía falta tener un Doctorado para que la versión oficial te oliera a terrible chamusquina. Desde entonces y hasta el día de hoy, he escuchado decenas de testimonios (de testigos, ingenieros, pilotos, arquitectos, controladores aéreos...) sobre lo ocurrido. He visto cientos de imágenes analizadas por personas imparciales que saben de lo que hablan. He escuchado decenas de curiosidades que no pueden ser casualidades. He analizado miles de datos que no dejan lugar a dudas. Aquel atentado es el mayor cuento que nos hemos tragado en la historia reciente. Y, como ese, mil más.Quince años de verdades a medias y secretos mal contados, imposibles ya de enumerar.

Era sólo una cría y aquella ciudad que me volvía loca, de alguna forma, me había cambiado el chip. Me había hecho ver que la realidad supera a la ficción y que, para la mayoría de la población, lo que dice la televisión va a misa. Aunque lo que cuenten no tenga ni pies ni cabeza. Da igual. Los medios de comunicación son un peligrosísima arma de alienación masiva, capaces de hacernos tragar sin masticar. De creer sin analizar. De juzgar sin conocer. Y de hablar sin saber. Ya lo decía Malcom X, "si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido". Y eso es justamente lo que estamos haciendo.


Así que, por favor, apaga esa mierda ya. Hazte ese favor y deja de permitir que laven tu cerebro. Sólo dicen lo que quieren que sepas. Aún siendo consciente de su capacidad de manipulación, tu subconsciente no perdona. Miles de imágenes, titulares y opiniones están ahí, sin que tú lo sepas. No son tuyas, no las has creado tú. No nacen de tu experiencia, ni de tu razón, ni de tu corazón. No te pertenecen. Son suyas, pero te están matando. A ti y a todos. Quien no se mueve no siente las cadenas, así que sal ahí fuera y libérate. No sabes bien la de gente increíble, lugares maravillosos y experiencias únicas que te estás perdiendo sólo porque interesa más que estés en casa. Callado, parado, atontado. Sólo así pueden manejarte. Aburrido, cabreado, estancado. Pero no caigas en su trampa, no caigas en su juego. Siempre ganan ellos. Sé que no es fácil asimilar que somos marionetas en sus manos, pero saber leer entre sus líneas hará que pienses de forma libre. Duda de todo. De absolutamente todo. Piensa y descubre las cosas por ti mismo. Analiza. Busca otras fuentes de información. Sé crítico. Y, sobre todo, no tengas miedo a volar. Las vistas son espectaculares.

13 de septiembre de 2016

DE MARRUECOS A IRÁN, PASANDO POR EL BLOG

Ella es Cristina​, entre mujeres afganas a las que conocimos en nuestro viaje a Irán. Hace más de un año y medio Cris iba a emprender un viaje en solitario por Marruecos y, navegando por Internet, dio con mi blog. Me escribió para pedirme consejos y, además, compró mi librillo de "Apuntes de dariya para principiantes". Apenas llevaba unas horas en Rabat, la primera ciudad que visitaría en el Magreb, cuando me escribió un email. Una foto suya en el precioso barrio de Oudayas, por el que tantas veces yo me perdía, acompañaba a unas sinceras palabras llenas de agradecimiento, ilusión y alegría. Por su manera de expresarse, supe que era de las mías y no pude evitar decirle lo que ella ya sabía. "Deja que el Magreb te sacuda el alma y la vida". Eso fue lo último que hablé con ella. Hasta que el pasado 3 de Abril volvió a escribirme. "¡Hola, Carlota! Voy a viajar a Irán en unos días, por libre y en solitario, y he pensado que igual te interesaría. Casi todo el mundo piensa que estoy loca pero sé que hay personas como tú que pueden llegar a entenderlo. Un abrazo". Y no hizo falta decir nada más. En apenas dos semanas estábamos rumbo a Oriente, ella desde Barcelona y yo desde Bilbao. La conocí haciendo escala en el aeropuerto de Estambul (Turquía) y me despedí de ella, de madrugada y con gran emoción, en el aeropuerto de Teherán (Irán). Cris. Un regalo del destino, una de tantas loterías que me han tocado en la vida. Un ejemplo claro de que el mundo es de los valientes y de que sólo el que arriesga, gana. Un viaje único y divertidísimo, de la mano de la serenidad y el saber hacer hecho mujer. Una mujer que te devuelve la fe en la humanidad y te recuerda que no se puede vivir la vida a medias, porque el mundo ya va servido de mediocridad. Una experiencia inolvidable que nació aquí, en un espacio virtual llamado "no es nada personal". Ya ves tú, qué ironía más genial.

22 de agosto de 2016

EL INCUESTIONABLE PODER DE UN PENE

Maldito Diario As,

maldito tú y malditos todos los de tu especie. Malditos talibanes de la des-información que seguís alimentando un sistema patriarcal del que ya estamos empachados. O, permitidme el lenguaje exclusivo, empachadas.


Carolina Marín es la primera mujer no asiática que consigue una medalla de oro en Bádminton, pero eso a vosotros, como periodistas deportivos, os la suda. Valga la redundancia. No os parece relevante que tenga 23 años, ni que sea española, ni que se apellide Marín, ni que sea la primera mujer que lo logra. Os dan igual los años de lucha, las horas de entrenamiento y la indudable superioridad de la joven. Son datos irrevalentes si tenemos en cuenta que la persona que la entrena tiene pene. Y todos sabemos que quien tiene un pene, tiene un tesoro. Tanto, tanto, que el hecho de que Carolina sea una mujer queda en un segundo plano. Y es que no sólo no mencionáis la palabra mujer - no vaya a ser que alguno os lea y se crea que las mujeres somos capaces de alcanzar metas por nosotras mismas -  sino que ni siquiera la tratáis ya como una niña. Esa niña que admira a Rafa Nadal. La deportista olímpica es sólo una niñata, una cría consentida y rabiosa a la que - gracias a Dios - su entrenador ha salvado del abismo. El hombre, el macho ibérico, el macho alfa. El mérito es de él, no de ella. Ella no es más que un complemento circustancial detrás de un sujeto que lo abarca todo. La hazaña, la medalla y el logro de convertir rabietas en oro. Bendito sean ellos entre todas las mujeres.

Y si vuestro titular no era lo suficientemente machista y paternalista, lo acompañáis con una imagen que viene a confirmar lo mismo. Ella, una mocosa despreocupada, pasota, que no atiende, que no escucha, que vive de rabieta en rabieta. Él, el hombre, la profesionalidad, el talento, la templanza, el saber hacer.


No son exageraciones, no son paranoias. No es feminazismo, no es buscar tres pies al gato. Es sólo saber lo que es un sujeto y un predicado. ¿Quién? Él, Rivas. ¿Qué hace? Convertir. ¿Qué? Rabietas. ¿En qué? Ni más ni menos que en oro. ¿Rabietas de quién? ¡Ah, sí! De una tal Carolina.

Pero lo peor no es vuestro titular, lo peor es que la inmensa mayoría de la población lo lee sin inmutarse. Sin que le duela, sin que le pique. Sin ofenderse, sin alterarse. Les parece poco importante y carente de toda relevancia. Lo traga sin masticarlo y lo vomita, entre amigotes, sin digerirlo. Y así seguimos, removiendo mierda de otras culturas mientras titulamos - por enésima vez - que una mujer sin un hombre que la lleve, por no ser, no es ni mujer. 

10 de agosto de 2016

LAS CADENAS DE LA LIBERTAD

No he practicado este deporte en mi vida. Por eso, si alguien me dijera mañana "¿Te vienes a jugar al volley en la playa?", mi sentido común - acertado o no - me llevaría a vestirme para la ocasión de una forma que no se parece a ninguna de las de la imagen. No por nada, sino por todo. Pero como desconozco por completo qué sería lo más apropiado para sufrir lo menos posible durante el partido, mi opinión al respecto importa más bien poco.

(...) Todos son deportistas olímpicos pero basta con leer estos días los titulares sobre los Juegos para darse cuenta que de ellos importa su profesión, sus medallas y sus logros. De ellas, sin embargo, su físico, su ropa y su marido. Una vez más. Ellos, el talento. Ellas, la imagen. Ellos, personas que admirar. Ellas, objetos que mirar.


Pero, volviendo a la famosa imagen, yo lo único que sé es que si realmente los deportistas pueden elegir su indumentaria, me sorprende que los hombres nunca elijan cubrirse la cabeza. Igual que me sorprende que nunca decidan jugar en bragas. Es importante asumir de una vez por todas que el hecho de que algo sea normal culturalmente no quiere decir que no sea sexista. Y si, por definición, el sexismo es la "actitud discriminatoria que hace distinción de las personas según su sexo" estaremos de acuerdo en que a ambos lados de la red existe buena dosis de sexismo. Hay una verdad innegable y es que ningún hombre elige jugar así a este deporte. Ninguno. Nunca. En ningún lado. De ningún país. Ni uno. ¿Por qué? Ese es el debate. El día que reconozcamos que lo que cada uno entendemos por "libertad" viene marcado por los valores sociales, religiosos y culturales con los que convivimos, habremos madurado un poco. Mientras tanto, seguiremos como siempre. Aprovechando cualquier coyuntura para decirle a las mujeres qué ropa ponerse y, sobre todo, qué ropa quitarse. De los hombres, claro, ni mú. Que para eso vivimos en un mundo patriarcal, hombre. 

29 de junio de 2016

PERO... ¿POR QUÉ TE GUSTA TANTO MARRUECOS?

Sólo hay dos tipos de personas en el mundo; las que están enganchadas a Marruecos y las que no. Y, a menudo, las del segundo grupo plantean preguntas que no siempre es fácil contestar. Cuestiones tan trascendentales como "Pero... ¿por qué te gusta tanto Marruecos?". 

“No tengo ni la más remota idea de qué coño hablaban aquellas chicas y lo cierto es que no quiero saberlo. Las cosas buenas no hace falta entenderlas. Supongo que hablaban sobre algo tan hermoso que no podía expresarse con palabras y que, precisamente por eso, te hacía palpitar el corazón. Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de lo que nadie viviendo en un lugar tan gris pudiera soñar. Fue como si un hermoso pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros y por unos breves instantes hasta el último hombre se sintió libre.”


Efectivamente, no es fácil hablar de las cosas que te tocan el corazón. Nadie nos ha enseñado a hacerlo. Pero, ya que lo preguntas, te diré que me apasiona Marruecos porque...

1. Porque, como dice la canción, quiero acción y aquí no pasa casi nada.

Marruecos es una bomba para los sentidos y la cantidad de estímulos diarios que recibes hace que te sientas vivo. Hace que tengas que estar muy despierto para gestionar todo lo que el país te ofrece. Pura interacción. Pura acción-reacción. Cualquier día os va a pasar algo, nos dicen cuando volvemos por enésima vez. Pues por eso, joder. Por eso volvemos. Porque siempre pasan cosas, porque fluye (¡y de qué manera!). En múltiples escapadas por Europa hemos disfrutado de lo lindo de todo lo que viajar supone pero nunca hemos llenado la mochila de anécdotas como en el Magreb. Ni buscándolas, ni provocándolas. Jamás. Los momentos que nos regala el país africano, gracias a la inevitable improvisación, son únicos y no vemos el momento de bajar a vivirlos de nuevo. De cruzar el Estrecho para meternos ese chute de vida que tanto bien nos hace.


2. Porque la gente me mira a los ojos cuando me habla.

Y no sólo eso sino que me saluda cuando me ve y se despide cuando se va. (¡Mira tú si me conformo con poco!) Leyes básicas de convivencia que en algunos lugares parecen ya prohibidas. La gente en Marruecos no se corta; si les molesta lo dicen y si les gusta también. La gente se muestra, se expresa, se expone. No soporto a los que tienen la misma cara trabajando que de vacaciones. La misma actitud mosqueados que tranquilos. La misma expresión en el médico y en el bar. La misma sonrisa enamorados que amargados. En Marruecos si se enfadan, se enfadan. Y si se alegran, se alegran. Si quieren, quieren. Y si odian, odian. Si trabajan, trabajan al Sol en pleno Ramadán veraniego. Y si descansan... Si descansan descubres una nueva dimensión de la vida contemplativa. Con pasión, con intensidad. ¡Con actitud! No les gustan las medias tintas porque saben que, a la larga, siempre se acaban borrando. Van con todo o no van. Por eso, como se suele decir, a los marroquíes se les ve venir. Y me llena de energía que sea así.

3. Porque Marruecos es sinónimo de luz, de Sol. Y yo, de rezarle a algo, le rezaría al Sol.


4. Porque me encanta comer bien.

Y la vida en la calle, y el respeto a los mayores, y las sonrisas sinceras, y las muestras de cariño, y la espontaneidad... Como conté en la entrevista para la revista "La Senda de los Elefantes", mi pasión por Marruecos es difícil de explicar pero sé que desde que pisé el país por primera vez y sentí esa magia, esa vida, esa autenticidad, esa manera de reír, esa humildad, esa emoción, esa evasión, esa cultura, esa simpatía, esa realidad, esa hospitalidad, esa caótica tranquilidad, esa empatía, esa sencillez, esa naturalidad, esa honestidad, ese desparpajo, esa alegría… ya no he vuelto a ser la misma.

5. Porque estar en Marruecos es estar en casa.

Y como en casa no se está en ningún sitio. El país me sienta tremendamente bien y, con sus cosas buenas y sus cosas malas, saca lo mejor de mí. Cuando estoy allí soy yo, sin filtros. No sé si es por la gente, por el ambiente, por la forma de vida... pero en ningún lugar siento tanta confianza para soltarme como lo hago en Marruecos. Creo que sólo hace falta ver mis fotos para darse cuenta de que estoy en mi salsa. O, como dice Eva, en mi charca. Sé que no es la más limpia ni la más tranquila, pero es la mía. En la que más agusto chapoteo. Y chapotear sin temor a salpicarse es, a día de hoy, lo más parecido que conozco a ser libre.

18 de mayo de 2016

¿ES PELIGROSO VIAJAR A IRÁN?

No, rotundamente no. Es cierto que pararse a mirar detenidamente la ubicación exacta de Irán en un mapa no es, de primeras, lo más tranquilizador del mundo. Vecinos como Siria, Irak, Turquía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Turkmenistán, Pakistán, Afganistán... Entre eso y la incesante labor de los medios de comunicación por hacer que sólo nos lleguen noticias entre malas y muy malas de ciertas partes del mundo, es normal que Irán asuste. Nos han educado para eso, para que nos dé miedo. Para que no pensemos por nosotros mismos y para que no se nos ocurra salir a descubrir un país con infinidad de cosas por ofrecer. Para que ni se nos pase por la cabeza tratar con un pueblo, como ya he comentado, amable, tranquilo, culto, con ideas propias, hospitalario, rebelde y educado. No vaya a ser que a alguno se le pegue algo...


Irán es un país de esos que consigue que ya estés pensando en tu siguiente viaje cuando aún ni siquiera has vuelto a casa. Una de esas realidades que te recuerda porqué hace años que no ves los telediarios ni nada que se le parezca. Un entorno que te obliga a gritar a los cuatro vientos todo lo que te ha regalado durante tus días allí. Sé que hasta que no lo veas no lo terminarás de creer, pero la sensación de seguridad total que se respira en la calle, tanto de día como de noche, es una evidencia que todos los que hemos visitado el país podemos confirmar. Es cierto que la gente te mira mucho, pero lo hacen siempre desde la distancia, el respeto, la prudencia y la más profunda curiosidad. Les encanta recibir extranjeros y, sin darte casi ni cuenta, le habrás contado a medio país de dónde eres, por qué estás en Irán, de qué equipo eres, si estás casada o soltera, qué países has visitado, en qué trabajas, cómo es tu ciudad...

Nadie puede negar que el turista es el centro de atención pero puedo prometer y prometo que el nivel de acoso es nulo. O, para curarme en salud, prácticamente nulo. Evidentemente, como en cualquier lugar del mundo, pueden ocurrir episodios feos en momentos concretos y con personas determinadas (¡faltaría más!) pero sentirse agredido, violentado o acosado en Irán es muy, muy, muy complicado.


Es posible que aún sabiendo que la seguridad es uno de los puntos fuertes del país, te asalte la eterna pregunta. "Pero... ¿también es seguro para chicas?" He de reconocer que durante nuestro tiempo allí no vimos ni un solo grupo de chicas viajando sin hombres. Ni uno. La inmensa mayoría de los que actualmente visitan Irán lo hace en macro-grupos organizados de unas 10-20 personas. ¡Qué agobiorrrrrr! O en pareja. O en grupos mixtos de colegas. Pero apenas hay chicas solas. Y, honestamente, no hay razones para ello. Al contrario. Irán es un país muy tranquilo y cómodo para el visitante, donde cualquiera está dispuesto a ayudarte antes de que puedas pedir ayuda.

Y aunque suene raro en el mundo en el que vivimos, no sólo no es peligroso para extranjeras sino que - para mi forma de entender los viajes - es mucho más recomendable viajar sólo chicas. Sin hombres, solamente mujeres. Y por vuestra cuenta, claro. Sin nada organizado. Es verdad que ellos no tienen que cumplir un código de vestimenta tan marcado como el nuestro, pero siendo mujer es muchísimo más fácil adentrarse en el país, en las conversaciones, en los paseos, en las casas, en los planes, en los secretos... Ellos nunca podrán descubrir como nosotras todo lo que la mujer iraní esconde detrás de su velo. Y os aseguro que ese, precisamente ese, es uno de los mayores tesoros de este desconocido y misterioso rincón de Oriente Medio.


Así que si la seguridad del país es lo que te preocupa... olvídate de todo y compra ya tu vuelo.

¡En Irán te están esperando con los brazos abiertos!

¿SABÍAS QUE EN IRÁN...?

- La homosexualidad es castigada con pena de muerte pero las operaciones de cambio de sexo están permitidas. Fue el mismísimo Ayatolá Khomeini, el fundador de la República Islámica, el que aprobó que así fuera.

- Consumir alcohol está prohibido y la gente no sólo lo consume (gracias al mercado negro) sino que es bastante habitual que algunos lo produzcan en casa. Cerveza y vino principalmente. Y, aunque no lo hemos comprobado de primera mano, por lo que cuentan, de bastante buena calidad.

- Tanto si eres iraní como si no, si eres mujer tu vestimenta debe cumplir tres requisitos básicos: pañuelo en la cabeza, manga por debajo del codo y culo siempre, siempre cubierto.

- La moneda del país es el rial pero la gente habla en tomanes, una moneda que no existe. Incluso muchos precios están escritos en tomanes. De ahí que sea muy importante saber en todo momento en qué moneda nos estamos comunicando. (1 euro son aprox. 38.000 riales. Y 1 tomán son 10 riales)


- Los iraníes no son árabes. Ni tampoco lo parecen. Ellos mismos te lo recordarán en varias ocasiones. "No somos árabes, somos persas". Pero, aunque la mayoría que sí lo son, tampoco es del todo cierta la afirmación. Los iraníes también son azeríes, kurdos...

- Irán es el país del mundo en el que más operaciones de rinoplastia se hacen.

- A diferencia de lo que nos resulta habitual, la mayoría de los maniquís en las tiendas son hombres.

- Los números allí son diferentes. Aunque una vez que te familiarizas con ellos resultan bastante intuitivos, siempre llama la atención convivir con algo que no es nuestra verdad universal.


- Es uno de los mayores exportadores a nivel mundial de petróleo, gas natural y... pistachos. Maravillosos pistachos. He de reconocer que llevaba años sin tomarlos y no he podido evitar volver a casa con una bolsa llena de ellos. ¡Qué manjar!

- En Irán tienen un calendario diferente al nuestro y mientras que aquí es 18/05/2016, allí es 29/02/1395.

- Los iraníes hablan farsi. Es cierto que también se lee de derecha a izquierda pero, aunque su escritura nos parezca árabe, no lo es.

- Irán es una República Islámica poco religiosa. Cuando visitas países musulmanes como Marruecos, por ejemplo, es literalmente imposible no escuchar las múltiples llamadas a la oración desde las diferentes mezquitas que siempre te rodean. El viernes, el día sagrado, la gente se pone sus mejores galas. Puedes encontrarte gente rezando en prácticamente cualquier lugar de las ciudades. Las mezquitas siempre están llenas. Llenas no, llenísimas. Tanto en su interior como fuera de ellas. Pero en Irán esto no ocurre. Las llamadas a la oración son tan discretas que a veces ni te percatas de que están sonando, en el día a día las mezquitas están prácticamente vacías, tampoco es habitual ver a nadie rezando en la calle...


- El transporte público (taxi, metro, autobuses...) es baratísimo y no hace falta ser un genio para darse cuenta que el hecho de que la gasolina valga nada y menos puede tener algo que ver.

- Hasta hace nada, conseguir el visado para entrar a Irán era un jaleo. De tiempo, de papeles, de dinero...
Pero desde hace pocos meses la cosa ha cambiado y ya no sólo no tienes que cubrirte el pelo si eres mujer para hacerte la foto sino que si vas un tiempo determinado al país te hacen el visado directamente en el aeropuerto, a tu llegada.

- Es tan habitual ver a mujeres vestidas de riguroso negro, con el chador cubriendo todo su cuerpo salvo su cara, como ver a chicas maquilladísimas, con las cejas pintadas y tatuadas, la nariz operada, con el pañuelo lo más atrás que la gravedad permite, colores llamativos... Modernísimas rozando lo hortera.

- Las letrinas suelen ir acompañadas no sólo de grifo con regulador de temperatura sino también con cisterna. Y si aquí una servidora ya era fan incondicional de este tipo de baños, después de haber descubierto estos dos complementos extra creo que ya puedo morir tranquila.



- La censura es una de las asignaturas preferidas de sus gobernantes. Decenas de libros están prohibidos, pero la gente los tiene en casa. La televisión por satélite está prohibidas pero en muchísimos hogares ven cualquier canal del mundo. Múltiples webs como Facebook están capadas en todo el país, pero la gente
se las apaña con filtros y similares para saltarse una vez más la prohibición.

- Si en tu pasaporte tienes algún sello de Israel, se te prohibe la entrada al país.

- Visitar Teherán ha sido lo más parecido que he hecho en mi vida a descender a las cloacas, al inframundo. El aire de la ciudad es puro veneno y el olor a neumático y combustible aún lo tengo en la garganta.

- No encontrarás ni un solo McDonalds en Irán.

17 de mayo de 2016

¿QUE POR QUÉ IRÁN?

"¿Que por qué Irán? Porque no me creo nada".


CÓMO VESTIR EN IRÁN Y NO PARECER UN SACO DE TRAPOS A LA DERIVA

Irán es una República Islámica que se rige por la sharia. Oseasé, por la ley islámica. Así que si vas a viajar a Irán y eres mujer has de saber que existe un código de vestimenta muy claro que se aplica tanto a iraníes como a extranjeras. No hay distinción. Da igual quién seas y la época del año en la que vayas. Tu indumentaria deberá cumplir principalmente tres condiciones básicas: pañuelo en la cabeza, manga por debajo del codo y culo siempre, siempre cubierto. Pero que no cunda el pánico. Hacer la mochila para viajar con estos requisitos no es tan grave como parece ni tan restrictivo como muchos cuentan....


¿Qué ropa me llevo entonces? ¡Te cuento!

Pañuelo en la cabeza:

Tienes que llevarlo sí o sí, no hay excusas. El primer día te resultará extraño hacerlo pero al segundo te sorprenderás a ti misma combinándolo frente al espejo y acostumbrándote a una prenda con la que nunca antes habías convivido. ¡Ha llegado el momento de darle una nueva utilidad a esas pasminas que tienes por casa! Eso sí, es muy importante que tengas en cuenta - tanto con esta prenda como con todas las demás - que una cosa es ir tapada y otra cosa es ir asada como un pollo. Si te pones en la cabeza a 35 grados el mismo pañuelo que te pones al cuello en pleno invierno burgalés, evidentemente, odiarás haber ido al país de los ayatolás. Pero con un pañuelo ligero no sólo no pasarás ni pizca de calor sino que te servirá para protegerte del incesante sol que ya luce desde hace días y apenas lo notarás. 


El velo en la cabeza en Irán se lleva de forma muy diferente a como se lleva en Marruecos, por ejemplo. Mientras que en el Magreb todas las mujeres que llevan hijab lo llevan ajustado a la cabeza, cubriendo totalmente su pelo, en Irán es prácticamente todo lo contrario. Por un lado están las mujeres que visten el mítico chador negro y por otro lado están todas las demás. Las chicas llevan el velo de cualquier manera, muy suelto y con más de media cabeza descubierta, aguantándolo lo más atrás posible con un moño/pinza, como echando un pulso a lo que para muchísimas de ellas es una pura imposición con la que, evidentemente, no les gusta tener que convivir. Alguna de ellas lo sujeta incluso detrás de las orejas. A veces, de hecho, vas por la calle y parece que estás viendo un concurso llamado "Cómo llevar un pañuelo en la cabeza cubriendo lo menos posible". Chicas que lo primero que hacen al llegar a casa es quitarse el velo, mujeres que en el avión no lo llevan y se lo tienen que poner nada más llegar, jóvenes con las que te encuentras en un ambiente más íntimo (como en un hotel) y son las primeras en echarte el pañuelo para atrás e incluso quitártelo, como diciendo: "no seáis más papistas que el Papa, jodidas".



Aunque es cierto que la mayoría de ellas suele llevar el pañuelos en tonos muy oscuros o tonos pastel, no hay ningún problema en utilizar cualquier color o cualquier estampado. Y si se te cae, no pasa nada. Te lo vuelves a poner y ya está. No hay nadie esperando ese segundo y medio que estás sin pañuelo para echarte la bronca por semejante atrevimiento. De hecho, las veces en las que hemos perdido el pañuelo mientras hablábamos con iraníes no sólo no nos han dicho ni sino que se han reído (¡y de qué manera!) ante nuestro tremendo sobresalto. "¡¡¡Uy, que se me ha caído el pañuelo!!!" Si para muchas de ellas el outfit diario ya es un disfraz que les obligan a llevar, imaginad lo que deben pensar al ver a mujeres de fuera metiéndose voluntariamente en ese berenjenal.

Culo cubierto:

Indispensable. Vestidos, camisetas largas sueltas, camisolas, guardapolvos... Lisos, estampados. Discretos, llamativos. Todo vale con tal de que no marques tus curvas, con tal de que no se intuya la forma de tu culo. 


Manga por debajo del codo:

El tercer requisito indispensable. La inmensa mayoría de las mujeres lleva manga larga pero con una manga 3/4 no tendrás tampoco ningún problema. Aunque en un principio pudiera parecer que el pañuelo en la cabeza es lo más incómodo de la indumentaria iraní, para nosotras la manga larga ha sido, sin duda, lo más molesto ya que apenas tenemos cosas en el armario de manga larga que no abriguen y el calor en Irán a estas alturas del año aprieta ya bastante, tanto de día como de noche.

Pantalones:

Antes de viajar a Irán leímos en varias páginas que era prácticamente obligatorio llevar pantalones anchos, bien sueltos, y nada más lejos de la realidad. Si ni ellas mismas lo llevan así, no seamos nosotros más puritanos que ellos. Si llevas el culo bien cubierto da exactamente igual lo que lleves debajo. Pantalones anchos, pitillos, leggings, vaqueros... Lisos, estampados. Sueltos, ajustados. No importa. Lo único que no debes marcar es el cucu.


Calzado:

El que quieras. Tacones, zapatillas, sandalias, botas, chanclas, zapatos... No hay normas.

Maquillaje:

Puedes maquillarte todo lo que quieras y más, jamás alcanzarás su nivel de maqueo. Labios rojos, kilos de pote, rimmel a mansalva, colorete por doquier, cejas tatuadas/pintadas... Y no sólo eso sino que Irán - para sorpresa de muchos - es el país del mundo con más operaciones de rinoplastia. Es muy habitual ver a chicas por la calle con la típica tira blanca en la nariz tras una operación de cirugía estética. De hecho, cada vez hay más hombres que se apuntan a esta moda que para muchos roza ya el nivel de obsesión. Así que si te preocupaba llamar la atención con tu maquillaje... no hay de qué preocuparse. Estás más que a salvo en este mar de cosméticos al que algunos llaman Irán.

15 de mayo de 2016

COSAS QUE PASAN AL VIAJAR A IRÁN

Durante el tiempo que pasamos en Shiraz (Irán) se celebró el día en que Muhammad fue elegido por Dios como el profeta y Cris y yo nos metimos esa noche en la mezquita más grande de la ciudad, ataviadas con un chador de leopardo de lo más discreto que nos dejaron para poder entrar. Tras pasar los controles de seguridad, nos abrieron literalmente el telón y fue como entrar en otra realidad. En otro mundo. De luz, de color. De mayores, de niños. De hombres, de mujeres. De sonrisas, de llantos. De negro sobre negro. De pura belleza. Compartir desde dentro un momento tan mágico con miles y miles de chiítas ha sido, sin duda, uno de los momentos más emocionantes e inolvidables de mi vida. La piel de gallina durante casi todo el tiempo que estuvimos dentro y lágrimas en los ojos de pura emoción, de pura energía incontrolable, al estar en medio de algo tan sumamente increíble. Una paz que te revuelve, una guerra que te tranquiliza. Escalofríos que nacen en la nuca y mueren en los pies. Un ambiente único con un misticismo que no se puede explicar, pero que te sacude sin poderlo evitar.




14 de mayo de 2016

GRAFFITIS EN TEHERÁN

"El 22 de octubre de 1979 el Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlevi, viajó a Nueva York para ser sometido a un tratamiento contra el cáncer. El 1 de noviembre, el nuevo líder de Irán, el clérigo islamista chiíta, el ayatolá R. Jomeini, encabezó una revolución islamista que buscaba un nuevo gobierno, argumentando que el Sha era un títere de los intereses de Estados Unidos y que debía ser depuesto para imponer un nuevo gobierno, una república de carácter teocrático.

El 4 de noviembre la embajada estadounidense de Irán fue rodeada por un grupo de alrededor de 500 estudiantes iraníes seguidores de la revolución islamista. Cincuenta y dos estadounidenses fueron tomados como rehenes durante 444 días, mientras que seis diplomáticos lograron escapar de la embajada durante la toma, los cuales fueron refugiados por el embajador canadiense y su esposa en su residencia hasta su rescate. El Presidente Carter llamó a las víctimas del secuestro "víctimas del terrorismo y la anarquía" y añadió que Estados Unidos no iba a ceder al chantaje.

A menudo, el movimiento islamista mostraba a los rehenes con los ojos vendados a la población local y a las cámaras de televisión. Los rebeldes islamistas dijeron que los ciudadanos cautivos serían liberados únicamente a cambio de la extradición del Sha a Irán para ser juzgado por "crímenes contra el pueblo iraní" en consonancia con las palabras del líder islamista, el ayatolá Jomeini, con una retórica fuertemente antiestadounidense, denominando repetidas veces al gobierno estadounidense como 'el Gran Satán' y 'el enemigo del Islam'."

Y aunque el pueblo iraní no parece tener nada en contra de los americanos, lo cierto es que actualmente, en los muros de aquella embajada de Estados Unidos en Teherán (Irán) asaltada hace casi 40 años, lucen estos graffitis en contra de América e Israel.









13 de mayo de 2016

IRÁN (Y VOLVERÁN UNA Y MIL VECES)

Llenando la mochila de experiencias únicas en un país increíble que ha superado con creces nuestras altísimas expectativas. 

Isfahan, Irán.