18 de junio de 2017

MACHISTA DE MANUAL

Hace varios meses, sin saber muy bien cómo, lo descubrí en Instagram. Hace unas semanas, me enteré de que iba a tener un programa propio en Cuatro. ¡Ni más ni menos que un programa para él solito! No daba crédito. Y, desde hace unos días, observo cómo cientos de personas, especialmente jóvenes, comparten sus entrañables hazañas en redes sociales. Como si, tras salir de la cárcel, fuera un ejemplo a imitar.

Este tío no es sólo un machista, es una machista de mierda. Un machista de manual. Un machista que, orgulloso, lo demuestra. Me da profundo ASCO y tremenda VERGÜENZA que personajes como este tengan tanta visibilidad y tanta voz, cuando es asquerosa, repugnante y denunciable la manera en la que se refería a su ex-pareja. La manera en que la insultaba y la menospreciaba en sus redes sociales, ante casi 300.000 seguidores, con palabras, con fotografías y con vídeos. Arrastrando públicamente a "su mujer". Consiguiendo que decenas de personas, apoyándole, la insultaran, la cuestionaran y la juzgaran en su perfil. Machaque diario, de mujeres y de hombres. Consiguiendo que, durante un tiempo, cerrara su cuenta para descansar de tanto ataque gratuito. Por su aspecto, por su peso, por su ropa, por sus gustos, por su vida... Desde entonces y hasta ahora.

Éste último suceso por el que ha sido detenido, evidentemente, no sé si será verdad o no, pero lo que miles y miles de personas pudimos ver no nos lo puede negar nadie. Lo vimos porque él nos lo enseñó. Machismo en estado puro. Ojalá este tipo de personas, con antecedentes penales de los que se jacta, nunca ocuparan el lugar público que se les regala. Ojalá la conciencia estuviera por encima de todo lo demás.



NOTA: Facebook ha decidido censurarme esta publicación. Me la han borrado. Ha desaparecido. "Hemos eliminado tu publicación porque nos ha parecido que se trata de spam". Spam. No me deja compartir nada al respecto. Una red social en la que se pueden compartir vídeos de niños mutilados, jóvenes muertos, violaciones en directo... Pero no se puede decir que un machista es un machista, aunque se vista de animalista. Ver para creer.

8 de junio de 2017

NI SON DAÑOS COLATERALES, NI SOMOS HÉROES

No compréis más odio, por favor. No lo compréis. Apagad la televisión, cerrad los periódicos y dejad de permitir que os sigan infectando. Somos marionetas en sus manos y la versión oficial siempre es mentira. Siempre. La realidad nunca les arruina un buen titular. Entiende que hay demasiados intereses políticos y económicos de por medio como para ponerse sinceros contigo. La información es poder y tú les importas bastante poco. Hacen y deshacen, según les conviene, y te obligan a creer que los enemigos son otros. Dirigen tu opinión, crean tus miedos y te manejan a su antojo.  Compramos cuentos y tragamos con mentiras que, si las viéramos en una película, nos levantaríamos y nos iríamos del cine, sintiéndonos estafados al haber pagado por semejante bodrio. Por semejante dosis de surrealismo, cinismo e hipocresía. Pero es nuestra vida diaria y no podemos marcharnos.

Fotografía de Emad Nassar. Gaza.

Lo fácil y lo cobarde es creerse que "nos están matando, son malos". ¿Quiénes? Ojalá fuera tan simple. Nos hacen creer que la lucha es de Oriente contra Occidente, de musulmanes contra no musulmanes, de malos contra buenos... y es mentira, joder. MENTIRA. La lucha es entre culpables y la putada es que sólo pagan inocentes. Aquí y allí. La mayoría son sirios, afganos, iraquíes, libios, yemeníes.... Esos que, según la versión oficial, "son malos". Por eso se mueren, de tanta maldad. No porque los maten con ese armamento, valorado en cientos de miles de millones de euros, que lleva nuestra bandera, y la americana, y la francesa, y la inglesa... Con el consentimiento y la aprobación de Europa. No porque los utilicen como escudos humanos y como excusa barata. Revientan guarderías. Revientan colegios. Revientan residencias de ancianos. Joder, revientan hospitales repletos de inocentes mutilados. Como aquel en Siria, que ya estaba destrozado y fue atacado "por accidente", desde el aire, mientras enfermeras corrían, llorando, para sacar a varios bebés de las incubadoras y llevárselos con ellas. Entre lágrimas, con los críos en brazos, se abrazaban y se encomendaban a Dios. ¿Qué otra cosa podían hacer? Esos bebés, claro, lo último que vieron fue aquel bombardeo. Apenas tendrían 7 meses y no dejaron que su paso por esta vida durara ni un minuto más. ¿Quiénes? Los culpables. O las decenas de civiles gaseados, como ratas, en mitad de la calle. Usan armas químicas contra civiles mientras te quieren hacer creer que los que sobreviven son peligrosos. Es para volverse loco. Revientan países y ciudades enteras. Arrasan con todo a su paso. Cada día, en multitud de rincones del mundo. ¿Quiénes? Los culpables. Por dinero. Única y exclusivamente por dinero. 

A los muertos que están lejos los llaman daños colaterales. Y a los muertos que están cerca los llaman héroes. Para que encima nos creamos algo. Para que colguemos la medalla en la pared de ese hogar al que ya nunca volveremos. Para que encima comulguemos con la idea de que valoran nuestra vida. No les importa la de otros y les va a importar la nuestra. ¿Héroes? ¿Cuál es nuestra "hazaña extraordinaria"? ¿Intentar sobrevivir en este sinsentido? ¿Morir por nada y para nada? Ni son daños colaterales, ni somos héroes. Sólo somos la herramienta utilizada para que otros sigan en el poder. Somos inocentes asesinados por quienes nunca movieron un dedo por nosotros. Somos los muertos que justifican otros muertos. Los muertos con los que pagar, y cobrar, más muertos. Bling, bling.

2 de junio de 2017

SIN QUE NADIE MUEVA UN DEDO

Tienes poco más de 30 años y estás comiendo con tu pareja en una terraza de Cehegín (Murcia). Tras una fuerte discusión, coge el cuchillo, el mismo con el que está comiendo, y te apuñala. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Ocho puñaladas. No puede seguir haciéndolo, la hoja del cuchillo se te ha quedado clavada. Pero no ha sido suficiente. Coge la silla y te golpea con ella en la cabeza. Varias veces hasta que la rompe. Joder, rompe la silla del bar golpeándote en la cabeza, en mitad de la calle, a plena luz del día. No eres capaz ni de ponerte de pie y, como puedes, intentas arrastrarte hasta el interior del local. Pero aún no ha sido suficiente. Tu pareja sigue golpeándote con la pata de la silla rota hasta que, por fin, consigues entrar en el bar, dejando un rastro de sangre. La jefa del establecimiento se enfrenta a tu agresor y, con una fregona, evita que entre y siga ensañándose contigo para terminar de rematarte. Milagrosamente, aunque tu estado es muy grave, consigues salvar tu vida. Muerta en vida, en un país sin conciencia. En un país en el que la violencia machista se invisibiliza mientras se ningunea a las víctimas. En un país en el que este tipo de asesinatos y agresiones diarias no son un asunto de Estado. En un país en el que se llama nazi al que defiende que este tipo de criminales no puede ir a la cárcel sólo a darse un paseo. En un país cómplice de lo ocurrido.


2 de Junio de 2017, España.